Revista Humor

Mi perfecto viaje a Japón: día 2 (Osaka, Nara, Kioto)

Por Déborah F. Muñoz @DeborahFMu
Día 1: Vuelos y Osaka por libre
Dormí a pierna suelta: estaba demasiado agotada para que el jetlag me hiciera de las suyas. En cuanto al desayuno, era demasiado japonés, pero por suerte no faltaron los croissants, la leche y una especie de bizcochos de leche. También me atreví con unas tostadas verdes, pero sabían a tostadas normales. Durante la espera en el hall a que viniera el guía conocí a la que sería mi compañera de muchas experiencias, Angy.Nuestro guía se llamaba Yasushi y solo puedo decir que es excepcional: muy atento a todos los detalles, hace mucho más de lo que se espera de él y es encantador. Tanto en las excursiones como en el autobús nos contó muchísimas cosas interesantes, incluso nos hizo recomendaciones culinarias, nos enseñó algunos kanjis, nos habló de los terremotos y tsunamis...

Osaka

Edificio Umeda Sky y sus vistas

Edificio Umeda Sky y sus vistas

Primero salimos a una parada rápida en el Castillo de Osaka y nos contaron cosas interesantes sobre él (algunas la recordaba de mi visita del día anterior, otras no) y luego fuimos al Observatorio del jardín flotante (que no tiene ni una planta, así que no queda claro de dónde sale lo de jardín) desde donde se puede ver la ciudad completa y descubrimos cosas sobre la vieja Osaka, como que había canales que se cubrieron con los restos de grandes incendios.

Nara

buda gigante y más

Boddhisatva y Daibutsu (Buda gigante)

Después de la visita al observatorio, fuimos a Nara, al templo de Todaiji. Allí aluciné con los ciervos: el parque está plagado y se te acercan como si nada, algunos ¡hasta hacen reverencias! Por supuesto, quieren que les des comida y pasan de ti si no se la das...
La estatua del Buda gigante (16 metros sentado, casi nada) y el resto de las que hay en el interior (y fuera) son impresionantes. También dentro, puedes comprar regalos y hechizos, así que me hice con un amuleto y un marcapáginas.
Luego fuimos a comer y el restaurante, tipo bufé, estaba genial: probé comida japonesa como sushi, tempura de batata y raíz de flor de loto o unas bolitas dulces de té. Delicioso.

Kioto

Algunos toris de Fushimi Inari

Algunos toris de Fushimi Inari

La última parada fue ya en Kioto, el santuario de Fushimi Inari. Se accede desde una calle llena de cosas interesantes para comer y empezaba en una zona donde teníamos que purificarnos. Yasushi nos enseñó a hacerlo y luego pasamos. También hice un ritual para pedir  un deseo a los dioses y luego pasamos a la zona de los toris. ¡Los hay a miles! Allí hicimos un poco el tonto con una escena de Memorias de una geisha y vimos un buen trecho de camino de toris antes de regresar.Tras eso, nos llevaron al hotel, que está bien, y al poco ya estábamos en la calle otra vez. Fuimos a un templo cercano, pero la foto salió horrible pues ya era de noche (en mi día por libre lo visité de nuevo, lo veréis en próximas crónicas). Luego visitamos el Observatorio de la estación...
... y el centro comercial subterráneo, tras lo cual acabamos en una impresionante (y muy de los 90) sala de recreativos, compramos la cena en un supermercado cercano y dimos por finalizada la jornada.

Extra tips y curiosidades

Los templos son budistas y los santuarios son sintoístas, en estos últimos hay que purificarse en la fuente siguiendo un ritual y hacer una reverencia al pasar por los toris, nunca por el centro de los mismos. Además, suelen ser más coloridos y tener colgando cosas que simbolizan la lluvia, los rayos... Los templos budistas, por su parte, casi todos tienen una pagoda. Los japoneses usan templos y santuarios según les interese y a veces están juntos en el mismo recinto.
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