Al fin lo he hecho. Este verano, por primera vez en mi vida, me he pintado o mejor, me han pintado las uñas de los pies. Una pedicura completa, vaya.
Desde hace unos años es una clara tendencia estival, pero yo no sucumbía por culpa del hallux valgus (juanete) de mi pie izquierdo. Pensaba que todas las miradas se irían hacia el bastardo, en un época del año en la que es muy difícil mantenerlo oculto. Y lo cierto es que puede que la vista se dirija más a las uñas.
Publiqué esta entrada hace casi tres años y si bien en muchos aspectos mi vida ha cambiado ostensiblemente, en este otro no. Aún no me he operado del juanete. Ni siquiera he hecho el amago, de hecho no he vuelto a consultar a ningún traumatólogo.
Pero como podéis ver en la imagen es obvio que no me siento cómoda con el huésped, trato siempre de taparlo, y en verano es francamente difícil. Cuando el otoño entre y tenga que volver al zapato cerrado, las primeras semanas, hasta que se acostumbre a estar bien cubierto, las molestias y pinchazos por el roce del calzado (no solo de estética se trata) me recodarán que un cirujano especializado debe cercenarlo. Algún día.
Mi pie izquierdo