Revista Cultura y Ocio
Años atrás me cautivó Yo, el jurado, la novela de Mickey Spillane en la que nos presenta a su detective Mike Hammer. Quienes estén familiarizados con la película o la serie de televisión o las novelas, ya sabrán que los métodos de Hammer son expeditivos, que no duda en apostar por la violencia para despacharse a los fanfarrones y que siempre anda detrás de las mujeres como si estuviera en celo perpetuo. Las novelas de Spillane recuerdan un poco a las de Chandler, sólo que Hammer es un poco más pícaro y canalla que Marlowe, y en los libros de Spillane no faltan las dosis de sexo y violencia. En esta novela Hammer conoce una noche a una prostituta que, horas después, muere en misteriosas circunstancias. Y todo el empeño de Hammer consistirá en averiguar quién era ella y quién la asesinó. Varias de las notas que he tomado de este excelente libro:
No sé por qué, pero aquella mujer me cayó bien. Puede que fuera porque daba la impresión de que sus ojos, a pesar de la crudeza de su mirada, siempre podrían llorar un poco más. O porque me decía cosas bonitas. O porque estaba cansado y mi cueva era un lugar frío y vacío, mientras que aquí podía hablar con la pelirroja. Fuera por lo que fuera, me cayó bien y la mujer era consciente de ello; y estoy seguro de que me sonreía como hacía mucho tiempo que no sonreía a nadie. Como si fuéramos amigos.
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Resulta terrible que nadie sepa que has muerto.
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La muerte es como un dolor de muelas… da igual a qué se deba: termina en cuanto te la sacas. Eso es lo que pasa habitualmente con los muertos; una vez fallecidos, la gente puede hablar de ellos cuanto quiera, puede incluso hacer cosas por ellos que no haría por los vivos. La muerte es buena, limpia y antiséptica. Pone fin a todos los problemas. Alguien recoge tus pertenencias, dice algo bonito de ti y ya está.
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Solamente tengo una cosa descapotable. Y no es un coche.
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A la gente le resulta divertido ver a un personaje público revolcándose por el barro y le excita saber que forma parte de la jauría que le va a dar caza.
[Traducción de V. M. García de Isusi]