Dos días con el corazón encogido; en un puño. Dos días son los que he tardado en leer este librito tan encantador y estremecedor a partes iguales. Y dos días los que tenido que aguantarme las lágrimas ya que éste libro te toca la fibra sensible. No sé cómo había pasado tan desapercibido pero no me extraña que sea uno de los libros de literatura brasileña más leídos ni tampoco que Libros del Asteroide se haya fijado en él para reeditarlo.
Zezé es un niñito de cinco años que vive en el barrio de Bangú, en Brasil, que vive con sus hermanos y padres casi en la miseria puesto que su padre ha perdido el trabajo. Él de mayor quiere ser poeta y con su tío Edmundo va aprendiendo cosas poco habituales para un niño tan pequeño. Pero es que Zezé tiene el ansia de saber cosas, de soñar. De hecho, él ya sabe leer y no sabe el por qué, pero lo hace. Es un niño tremendamente especial.
Sin embargo Zezé tiene una vida durísima. Es un niño un poco travieso y se divierte haciendo bromas pesadas que sólo hacen que costarle disgustos y sentirse rechazado incluso por su familia. Todos, menos su hermana Glória, le pegan constantemente, por todo, y lo hacen ensañándose con él, dándole palizas; haciéndole sentir como lo peor. Por eso, cuando se tienen que trasladar de casa y llegan a la nueva Zezé se "queda" con un árbol de naranja lima que hay en el patio. Está tan solo que habla con el árbol como si fuera su mejor amigo, y le quiere como al que más. Más tarde también traba amistad con Portuga, el vecino con el coche más bonito del mundo, que lo trata como a un hijo y le da cariño a raudales.
Desde la dedicatoria de de Vasconcelos en la que dedica al libro a todos sus amigos que se fueron pronto hasta la cita que añaden los editores de Libros del Asteroide ("Todo niño viene al mundo con un cierto sentido del amor, pero depende de los padres, de los amigos, que este amor salve o condene" -Graham Greene) hay un sinfín de sentimientos, de momentos dramáticos que te tocan el corazón y que te parten el alma. Aún así, al ser un libro tan autobiográfico y estar escrito de esa forma te atrapa enseguida.
Es un libro muy duro que nos muestra la crudeza de la vida de muchos niños desde pequeños, de la poca infancia que tienen ya que maduran "a palos". En definitiva es un libro muy emotivo (mejor leerlo en casa porque es bastante probable que se os pongan los ojos vidriosos como mínimo) que está escrito con una sencillez y ternura que lo convierten en un libro tremendamente recomendable.
Nota: 7'5
Lo mejor: La ternura que desprende y lo realista que resulta. El personaje de Zezé y Portuga.
Lo peor: Que el maltrato sea un problema latente en todas partes y que un niño que puede ofrecer tanto tenga el coranzoncillo roto a tan corta edad.
Por cierto, muchas gracias a la editorial.