Hoy sentado
en mi silencio recuerdo a mi primer amor:
Aquella mujer que
me arropó de besos y me tuvo en sus brazos infinitas veces,
la que me dio su amor sin pensarlo, amor puro y abnegado, amor parecido al de Dios.
En ella pienso y cuánto la quiero, pero ella me quiere más,
es cierto, y más, más de lo que puede.
Hoy no está conmigo y la extraño, la misma vida que nos juntó el
primer día hoy separa nuestros brazos…
Tantos momentos vienen al recuerdo,
tantas historias compartidas de una vida juntos:
Mis travesuras, sus palabras; mi rebeldía, su llanto; mis logros, su sonrisa; mis errores, su aliento...
Madre mía y sólo mía. Mi Ángel humano y favorito.
Me enseñó a perseguir mis sueños y no voy a defraudarla, lucharé para conquistar el mundo, el mundo que soñó antes de verme llegar y al mecerme cada día en sus brazos. Madre: privilegio divino que alienta mis pasos. Y aunque lejos, aquí conmigo, siempre juntos... Juntos en un mismo latido que a la distancia hace eco en un mismo espacio. Recuerdia
