Revista Opinión

Mi primera novela. Capítulo 3: Mariposas en el estómago. (Contribución-DBPF)

Publicado el 16 noviembre 2019 por Carlosgu82

Era ella, la chica cuyo nombre no sabía, la chica del banco, ahora lo sé, Laura, su nombre retumbaba en mi cabeza de una manera satisfactoria, ¿qué debería responder? –Pensé– ¿debería disculparme por mi actitud?

-Hola Laura je, sí que pequeño es el mundo, jamás pensé que te tendría acá agregada. –Le respondí–

Estaba ansiosa por saber su respuesta, quería disculparme por lo que ocurrió aquella vez, pero, no estaba en línea. Durante todo el día estuve en la laptop de mi abuela esperando una respuesta de ella, incluso, entre mis quehaceres y rutinas del día a día no despegaba los ojos de la laptop.

De pronto sonó el tono de mensaje de Facebook y fue allí donde salté a ver su respuesta.

-Lo bueno es que ya estamos en contacto, ¿no crees? –Me respondió–

¿Se alegrará ella de estar en contacto conmigo? –Pensé– ¿Sentirá lo que yo? ¿Habrá vivido lo que viví estos últimos días?

-Sí, tienes toda la razón, cuéntame, ¿cómo estás? –Le respondí–

¿Por qué mi corazón saltará al ver que escribe? Quisiera poder saber más de ella, no sé cómo sobrellevar esta conversación, ¿cómo saber lo que te gusta, mi chica del banco?

-Muy bien, gracias, ¿Qué hay de ti? ¿Cómo estás? ¿Desde cuándo no vas al banco? –Me respondió–

¿Acaso está jugando conmigo? –Pensé– ¿Me habrá visto cuando fui la última vez?

-Bien, gracias, creo que desde aquella vez no he ido, ¿Qué hay de ti? ¿Qué haces? –Respondí­–

-La verdad no he ido, justo ahora estoy en otra ciudad, con mis familiares. –Respondió–

Lo sabía, no vive aquí –me dije con tono de tristeza– me hice una ilusión con alguien de otra ciudad.

-Entiendo, que gusto que estés con tus familiares. –Respondí–

-Gracias, espero estar de vuelta el siguiente mes. –Me dijo–

Acaso esas son, ¿esperanzas? ¿Querrá verme de nuevo? Desde allí no hubo vuelta atrás, estuvimos hablando de sus gustos, los míos y que volvería en 5 días a la ciudad nuevamente. Confieso que fueron los días más largos, pero en la espera, tuvimos largos mensajes intercambiados durante el día y largas llamadas nocturnas durante la noche.

No había nada que me hiciera más feliz que escucharla, conocerla, ya quería que fuera el siguiente mes para volverla a ver, esos ojos intensos que me cautivaron, ese olor que aún puedo recordar, olor dulce, esa voz que retumba en mi cabeza de manera melodiosa repetidas veces.

En este momento de mi vida, me atrevo a confesar que siento ese hormigueo en el cuerpo, esas cosquillas en el estómago, pero, ¿cómo era eso posible? ¡Me he enamorado! Y de una chica desconocida. No sé cómo sentirme al respecto, quiero que esto fluya, que sea puro y si es así, puedo arrepentirme de haber dicho que las personas fingen amor cuando se toman de la mano, puedo disculparme con Cupido y hacer las paces con él y hasta podría hacer una vida nueva.

Así pasaron los días hasta que llegó el mes siguiente, nos veríamos cerca de mi casa, ella vendría a mi casa, dijo que conocería a mi abuela y a mi hijo, dijo también que quería verme y pasar una amena tarde conmigo entre tazas de café y cigarrillos de sabor.

Desperté muy feliz ese día, muy temprano, para ser exactos 5:00am, ella vendría en la tarde, yo lo sabía ya que le gusta levantarse tarde, se siente tan bien conocerla, saber de ella y de lo que le gusta.

Durante la mañana estuve haciendo los quehaceres del día, de esa manera podría dedicarle la tarde a ella mientras mi hijo estuviese tomando su siesta. Tenía todo muy bien planificado para cuando el momento llegara, quería que todo fuera perfecto, hasta elegí el atuendo con el que la iba a recibir, si todo salía de acuerdo a como estaba en mi mente, sería perfecto.

Al llegar el mediodía comencé a sudar, mis nervios aumentaban conforme los minutos pasaban y las mariposas estaban revoloteando tan fuerte en mi estómago que sentía que iba a vomitar, hice el almuerzo y esperé pacientemente su mensaje.

De un momento a otro entró una llamada telefónica de ella y contesté rápidamente.

-Buenas tardes linda. ¿Cómo dormiste? –Dije con un tono dulce–

-Buenas tardes, bien, sorpresa, estoy de vuelta en la ciudad, cuéntame que planes tienes para hoy. –Respondió–

En ese momento mi corazón se detuvo por un instante, podía sentir todo en cámara lenta, estaba sumamente nerviosa, sentía incluso mi sangre correr con rapidez por mis venas, por todo mi cuerpo, me congelé, no supe que decirle al instante.

-Hola, ¿Estás ahí? –Me preguntó–

-Sí. –Le dije tartamudeando–

-Cuéntame, ¿A qué hora nos vemos? Estoy ansiosa de pasar esta tarde contigo.

Sentía mi garganta seca, mis nervios estaban haciendo de las suyas, no quería que arruinaran el momento, quería que todo fuera perfecto.

-¿Te parece a las 1:30pm? –Le pregunté–

-Claro, estoy en mi residencia. Dime donde nos vemos y estaré allí a la 1:30pm. –Me dijo–

-La plaza Bolívar, ¿Te parece? –Pregunté–

-Perfecto, ahí estaré, hasta pronto. –Respondió–

Fui a tomar una ducha y estuve ensayando qué decirle, cómo romper el hielo. Me alisté y salí a la 1:25pm, ya que la plaza queda cerca de mi casa, mientras iba caminando recibí su llamada telefónica.

-Estoy aquí. –Me dijo–


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