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"Mi querido Mijael" de Amos Oz

Publicado el 15 enero 2015 por Librosquevoyleyendo @librosqvleyendo

Sinopsis

«Escribo porque las personas a las que amaba han muerto. Escribo porque cuando era niña tenía una gran capacidad de amar y ahora esa capacidad de amar está muriendo. No quiero morir.» Así comienza el relato en primera persona de Jana, la historia de un matrimonio y de su ruptura. La que ha sido definida como una moderna madame Bovary israelí es una estudiante de literatura hebrea. En la universidad conoció a un geólogo, Mijael Gonen, se casó con él y, poco a poco, una enrarecida distancia se abrió paso entre los dos. La narración, muy femenina, de Amos Oz avanza con estilo breve, cotidiano, y sondea los pensamientos más ocultos y las emociones más profundas en la confesión de la protagonista. Con rara habilidad, el autor logra captar los mínimos matices del carácter y del sentimiento, saca a la luz, con lucidez y delicadeza, los motivos de la frustración y del sufrimiento, y llega al origen del progresivo encerrarse de Jana en un mundo trepidante de maravillosas aventuras imaginarias, fantasías sexuales y terribles pesadillas, en el cual «su» querido y tranquilo Mijael nunca logrará penetrar. Como telón de fondo de esta magnífica novela psicológica, la silueta de una ciudad, Jerusalén, en los años cincuenta, sobre la que aletea el espectro de la guerra
Datos Técnicos
Editorial: Siruela
Número de páginas: 304 Encuadernación: Tapa dura ISBN: 9788478448982 Año de edición: 2005 (Primera edición 1968) Precio: 18,90€
Sobre el autor: Amos Oz
Impresiones
Amo las palabras, y amo más cuando éstas sirven para expresar sentimientos humanos, y aún mejor si tras las descripciones de ambientes y ciudades están las sensaciones que nos preocupan como personas. Amos Oz construye en Mi querido Mijael (1968) la tristeza de Jerusalén, que inevitablemente contagia a los personajes que en ella habitan. Esta ciudad, considerada el punto clave de tres religiones (Islam, judaísmo y cristianismo), tiene en sus piedras y muros muchos sufrimientos humanos. Las guerras por su poder se han llevado miles de vidas e ilusiones, y la intolerancia ha hecho mella de un bello terreno.
Baste decir que Amos Oz escribe literatura grande, reflexiva y con palabras que encajan a la perfección. El punto de vista femenino de la novela aporta mayor credibilidad a un escritor que se atreve a ponerse del lado del sexo opuesto y de sus emociones. Jana es la narradora de esta novela que muchos han identificado como la Madame Bovary israelí ya que plantea muchas oposiciones para el tiempo en el que fue escrita. Esta chica narra desde la madurez su primer enamoramiento de Mijael, su boda, el descubrimiento del sexo, la oposición a los ideales preconcebidos por las autoridades paternas, y la sensación de sentirse hombre en un cuerpo femenino. Pero la historia principal es la pérdida de la ilusión en el matrimonio, poniéndose énfasis en que los deseos de Jana choca con la rutina de su vida real.
Jana relata sus sensaciones, la evolución de un mundo que fluye hacia el desencanto y también los más y los menos de la guerra árabe-israelí en la década de los años 50, que hace de Jerusalén una ciudad degradada y embrujada. Y en este ambiente, con las preocupaciones israelís de fondo, la vida de Jana y Mijael fluye triste y melancólica por momentos, con esperanza en otros. Mi querido Mijael se escribe desde el corazón, y siempre con la expresión de un ambiente que contagia a las personas y las condena al hastío. Y los días parecen ser iguales, una idea que se repite en toda la historia:
“Caen las hojas en Jerusalén…”, “Otoño en Jerusalén, la lluvia se retrasa…”, “Jerusalén sabe ser una ciudad abstracta: piedras, pino y hierro oxidado”, “Jerusalén no tiene fin…”.
Las personas que tienen la mala suerte de coincidir en este espacio son víctimas de sus circunstancias, aunque los ideales que subyacen en esta novela es que la esperanza siempre es posible:
“Las hojas no caerán los pájaros no volarán las mujeres no temblarán. He dicho”.
O al final:
“Una suave brisa tocará los pinos. Los horizontes palidecerán poco a poco. Y sobre los grandes espacios caerá una fría calma”.
Amos Oz, eterno aspirante al Premio Nobel de Literatura, es un autor que consigue llegar a lo más hondo de las sensaciones humanas, al sufrimiento y a los ambientes que siempre influyen en los estados de ánimo. Por eso, verifico esa idea tantas veces repetida de que es un escritor de culto, de esos que hacen música con las palabras. Que, por cierto, últimamente encuentro demasiada de esta literatura musical. Y así sea.

Reseñado por Tensy Gesteira

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