Por María Carla González
En enero de 1959 comenzaba la Revolución cubana. Eran tiempos de lucha. Teníamos un porvenir de “libertad o muerte”, que se convirtió en Patria y hoy es precisamente nuestro más valioso tesoro. Este hombre de quien les habló, en aquel entonces era un joven de solo 33 años de edad.
A este gigante barbudo el destino le deparaba las más agudas sorpresas. Ciclones, agresiones de toda índole, asesinatos de inocentes, intentos de magnicidios y traiciones. Su temple erguido como una montaña, pudo sortear estas vicisitudes. Nada lo detuvo. Siempre encontró el camino para seguir en combate, porque eran más fuertes la confianza que depositó en su pueblo y su convicción eterna en la victoria; que los oprobios lanzados por el enemigo y acciones dirigidas a eliminar su empeño.
Al principio no entendía por qué siempre iba vestido de verde olivo, por qué usaba una barba grande y estaba en todos los lugares de nuestra Isla. Me daba alegría verlo en el “Latino” cuando jugaba el equipo nacional y antes de comenzar el juego sumarse como un atleta más para aportar su granito de arena. Yo era pequeña en aquel entonces y no entendía mucho de historia, hasta que un día ojeando la revista “Zunzún” se me despertó el interés por saber de Cuba y por qué siempre que se hablaba de ella se hacía mención a Fidel. Gracias a ese “zunzuncito” no he parado de leer libros de historia de Cuba.
Luego, con el pasar de los años tuve la oportunidad de verlo y de escuchar su voz. Preguntó a un pequeño grupo de adolescentes que trabajaban en la reparación de una Secundaria Básica si habían tenido tiempo en las vacaciones para descansar, ir a la playa, hacer deportes, leer. Verlo con 76 años tomar una pala para cargar arena y cemento nos dio, a los allí presentes, una lección de amor al trabajo que jamás podremos olvidar. Verlo tan cerca trabajar a la par de hombres y mujeres más jóvenes fue un ejemplo que me hizo razonar sobre mi futuro de vida.
Ese día al regresar a la casa le dije a mi madre “Mima, cuando yo sea grande quiero vestirme de verde olivo igual que Fidel”.
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