"Me imaginaba que todo el mundo era un enorme mecanismo. A las máquinas no les sobran partes, siempre tienen las piezas exactas que necesitan.
Así que pensé que si el mundo es un gran mecanismo, yo no podía ser una pieza extra,
tenía que estar aquí por alguna razón...
Eso significa que tú estás aquí por una razón"
(Hugo Cabret, en la película “La invención de Hugo”)
Desde que tengo uso de razón me han fascinado los mecanismos. De pequeño, podía pasar horas y horas mirando las máquinas de la serrería de mi tío Pablo funcionando, examinando todos los engranajes, poleas, motores. Recuerdo que, siendo niño todavía, para Reyes me regalaron un juguete de Payá que era un coche desmontado, con instrucciones para montarlo, y creo que fue uno de los mejores regalos que he tenido nunca.
Cuando tenía 16 años empecé a trabajar en una pequeña fábrica de Ibi llamada "Resortes Valls", en la que se fabricaban resortes de los más variados tipos, pero dirigidos a la industria del juguete. Allí llegaban los rollos de chapa, que se cortaban, se forjaban y se enrollaban para formar los flejes, el auténtico motor de miles y miles de juguetes de aquellos que se les daba "cuerda".
Luego trabajé en "Juguetes Rico", donde mi curiosidad por los automatismos pudo verse ampliamente satisfecha. Recuerdo con especial cariño los ratos pasados en el departamento de reparaciones, a las órdenes de Gironés. Era el lugar al que llevaban los juguetes rotos que devolvían las tiendas, para ser reparados y devueltos. Había que agudizar el ingenio para solventar los mil y un problemas que generaban los resortes, los motores, las conexiones, etc.
Y mira por dónde, ayer tuve un reencuentro con los autómatas. Me dejé convencer por mi hija mayor, que quería ver una película titulada "La invención de Hugo" (de Martin Scorsese), pues había leído el libro y le había gustado mucho. Nos fuimos toda la familia a los cines Yelmo, en Petrer, para verla en 3D y fue una experiencia muy interesante, casi mágica. Estoy seguro que le gustará especialmente a cualquiera que haya trabajado en una fábrica de juguetes o que, como yo, sienta atracción por la mecánica.
No os voy a destripar la historia, simplemente os diré que es una película ideal para verla en familia, que le encantará a niños, a adolescentes y a mayores, que narra una historia encantadora, que tiene unos efectos especiales verdaderamente fascinantes y un elenco de intérpretes de lujo.