Me gusta leer. Me gustan las novelas, policiacas sobre todo, pero no le hago ascos a otros estilos. Me gustan los ensayos, la lectura de ficción y la de ciencia. La que entretiene y la que te enseña cosas. Por eso, todos los años, me marco un número de libros a leer en mi perfil de Goodreads. Una especie de reto u objetivo a cumplir para finales de diciembre.
Muchos años lo superaba (alguno, con creces, aunque no fueran títulos registrados en la app). Pero desde que nació J., mi recuento de libros terminados ha descendido. El primer y segundo año, no llegué a completar mi reto personal por muy poco (uno o dos libros). Pero este... ¡ay, este!
Este está siendo un año difícil. Se juntan muchos meses de dormir mal (J ha pasado épocas de muchas pesadillas), de poner(nos) malas, de mucho trabajo acumulado, y, también, de hastío de la época que estamos viviendo (Covid, guerras, y multitud de noticias poco o nada alegres); y todo junto, hizo que, lo que empezó prometiendo bien (3 libros enteros en el mes de enero es un comienzo fantástico para mi), se bloquease de lleno entrado febrero, y durante los siguientes 6 meses, no consiguiese tener la capacidad para terminar ni uno. Me faltaba la concentración, y los momentos de relax para simplemente leer.
¿Qué pasó? Que cada vez que entraba al blog o a la app de Goodreads, el mensaje de recordatorio de "ir por detrás del reto" estaba ahí. Mirándome a la cara. Desafiante. Y con él, llegaron los pensamientos de fracaso, no sentirme capaz de conseguir algo tan sencillo como leer un libro, que tengo la casa (y el kindle) llenitos. Vamos, lo mejor que puedes decirte cuando estás de bajón. Cosas bonitas.
Y es que, l o que se supone que me tenía que motivar en principio, me estaba resultado una carga pesada. Le estaba poniendo más peso a ese pequeño reto, del que realmente tiene. Y en vez de motivarme, me resultaba abrumador, haciendo que eligiese hacer cualquier otra cosa (probablemente, la mayor parte del tiempo, mirar las redes sociales), en vez de leer.
Y entonces, llegó el momento de tocar fondo, y empezar a plantearme ¿para qué estoy haciendo el reto? No necesito llegar a una cifra en particular, porque nadie me lo exige. Nadie me pide terminar X número para cubrir expediente, ni nada por el estilo. Vamos que la exigencia venía autoimpuesta, y nada más.
¿Para qué estoy leyendo? Para disfrutar, para aprender, ampliar conocimientos sobre un tema en particular, llenar mi pozo.
¿Tener el reto me ayuda en algo? En este momento, no. Me podría servir de motivación, al terminar un libro y ver cómo el porcentaje de reto completado se va acercando más al 100. Pero su labor termina ahí.
¿Qué he hecho?
Lo primero, tener en cuenta el lenguaje que estaba usando: tengo que leer dos libros al mes para llegar al ritmo del reto era claramente un lenguaje desde la exigencia. Usar el verbo "tener", inconscientemente, me estaba posicionando en esa obligación. En su lugar, ahora uso el verbo "querer". Quiero leer 20 páginas de este libro por la mañana, mientras me tomo el café.
¿Notas alguna diferencia entre ambas formas? en la segunda, inconscientemente le estoy diciendo a mi cabeza que realmente quiero hacerlo. No me obliga nadie, porque es algo que me apetece.
Con esto, enlazo con la idea de que necesitaba darme permiso para disfrutar (porque para mí, la lectura en este caso es para disfrutar). Me doy espacio para ponerme a ello (generalmente, mi momento es por la mañana al amanecer -en los días laborables-, ahora en verano en la terraza al fresco, mientras me tomo un café y la calle está tranquila). Vamos, un momento de calma y relax, complemento ideal para leer por placer.
Soy consciente de que no podré realizarlo el 100% de los días (y hay semanas, que ni el 10%), pero al no ser una obligación, ¡no pasa nada! esa sensación de frustración por no avanzar, ya no me acompaña, ya que no necesito llegar a ninguna cifra, y lo hago por disfrutar. ¿Que hoy consigo leer 40 páginas? Genial. ¿Mañana solo leo medio párrafo? Otro día será mejor.
También he notado que muchas veces, me frenaba en la lectura de ciertos títulos más "de aprendizaje" porque me ponía a leer sin nada con lo que tomar notas. Elegía otro libro (que no está mal elegir) pero acababa dejando de lado el que tenía en marcha. Así que he implementado un sistema para tomar notas en Notion, desde el móvil (que siempre lo tengo a mano). Y aunque tomar notas desde el móvil todavía no me resulta lo más rápido, bueno, es una solución por ahora.
¿Cuál es el resultado de este cambio de mentalidad? Desde junio, he leído otros 3 libros, de poquito en poquito, y siento que el ritmo lector vuelve a estar en marcha.
Ten en cuenta
Este es solo un ejemplo (100% real) de cómo un objetivo mal enfocado, en vez de motivarnos, nos puede llevar a la desmotivación y a la procrastinación , y su consecuente efecto bola-de-nieve. Te podría haber escrito lo mismo, hablándote de por qué no escribo tanto como me gustaría en el blog, o por qué no hago más vídeos, o ...cualquier otra cosa. Pero he elegido hablarte del ejemplo con el tema de los libros, porque me ha parecido más universal.
¿Has notado alguna vez si tu objetivo te estaba resultando desmotivador? ¿Cuándo? ¿Qué has hecho al respecto? Te animo a dejar en comentarios tu experiencia
Títulos alternativos
Cuando tu reto de lectura te impide disfrutar.
Cómo eliminar mi objetivo de lecturas anuales me ayudó a leer más que nunca.