Revista En Femenino

Mi segunda transferencia embrionaria

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

Hoy ha tenido lugar, como bien sabéis, mi segunda transferencia embrionaria. Y aunque sigo medio grogui (no sé que me pasa hoy que no termino de espabilarme), aquí estoy tal y como os prometí.

Ayer os conté cómo fue la descongelación de mis embriones, con sus malas y buenas noticias, pero siento informaros de que finalmente Bonito no ha conseguido seguir desarrollándose, y no me lo han transferido.

La transferencia embrionaria de hoy ha sido muy distinta a la anterior. A mi primera transferencia embrionaria acudí llena de ilusiones, con mucha felicidad. No sentí ningún tipo de molestia con el catéter y salí de allí segura de que conseguiría quedarme embarazada.

Hoy he llegado allí con un sentimiento de distancia, temiéndome las peores noticias respecto a Bonito. Maridín me decía que tenía ganas de echarse a llorar, y yo no podía ser menos.

Las biólogas me han tratado con todo el cariño de siempre, pero no han podido evitar que la ginecóloga me hiciera daño con el dichoso catéter. Y es que el cuello del útero estaba muy cerrado, a pesar del colocón que llevaba con el Valium y la progesterona. Supongo que los nervios del subconsciente me han jugado una mala pasada, y han sacado gasas y gasas llenas de sangre (esto lo ha visto maridín, yo miraba al techo).

He visto, exactamente igual que la vez anterior, a mi embrión en la pantalla del techo. He sonreído al verlo, sobre todo porque su aspecto era diferente al que tenía Petri (Petri era un embrión de 3 días y Campeón tiene 4 días), pero no he sentido ese flechazo, ese vínculo instantáneo. Creedme, me siento fatal por ello.

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Campeón es un embrión de calidad C que está compactando, ya no se cuenta el número de células, y la bióloga nos ha dicho que está en un estadio previo a blastocisto, algo muy positivo.

Tengo una armadura que evita que me ilusione, que me encariñe. Lo que pasó con Petri me sigue doliendo. Rozar con los dedos un sueño que llevo tanto tiempo persiguiendo y que me lo arrancasen de cuajo, me rompió el corazón.

Pero sé que tengo dentro de mí una nueva oportunidad. Un embrión que aunque es de calidad C, está demostrando ser el auténtico ganador y, a pesar de sus calidades, cualquier embrión es viable para un embarazo y un bebé sano.

Va a ser difícil que no me fije en mi cuerpo, buscando síntomas que tuve con Petri, y sé que esta betaespera no va a ser fácil. El día 6 de marzo tengo programado mi análisis de beta en sangre, y ahí sabremos el resultado.

Prometo que proyectaré por Campeón. Tengo dos días más de vacaciones en los que me voy a centrar en mi pequeñín, en hacer las paces con mi cuerpo. Aunque este me boicotee, ahora es mi arma más poderosa para que mi embrión pueda quedarse.

Quería daros las gracias por vuestros mensajes de ánimo, ya sea por el blog, por Facebook, por Twitter o por e-mail. Vuelvo al sofá que maridín ya me está echando la bronca ;)


Mi segunda transferencia embrionaria
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