Coloqué el marcapáginas por donde me había quedado, cerré el libro y camine a la consulta, la cual es tan deprimente como el resto del hospital. El doctor un señor mayor con aspecto tranquilo y sereno. Nos atendió muy amablemente. - Señora Santos, las pruebas realizadas nos indican que su hijo es un niño totalmente sano. Al escuchar al doctor, mamá se puso muy seria, estaba tan enfadada que daba miedo. - Pero doctor, se queja de que le duele la cabeza, la bar... El doctor interrumpió a mamá muy bruscamente. - No le haga caso, está bien. Los niños de su edad suelen poner excusas para no ir a la escuela. Estas palabras terminaron por hacer que mamá no pudiese aguantarse y termino por alzar la voz. - ¡NO!, eso es mentira, le duele. Usted es un inepto. A mi hijo le encanta ir a la escuela y sus escusas baratas no me valen para nada, si no sabe lo que le pasa, busco a alguien más cualificado, pero no llame mentiroso a mi hijo, el único mentiroso aquí es usted. Mamá se levanto, me dio la mano y nos marchemos de la consulta. Sin dejar al doctor decir nada mas, regresemos al coche. De camino al colegio, paramos en un bar para tomar algo. Llegue a la hora del recreo y me fui al bosque, lo que para los alumnos estaba prohibido. Es una zona muy tranquila, me encanta ese lugar para leer. Me senté sobre el tronco de un pino viejo y empecé a leer. - Pero que tenemos aquí, es una pequeña rata de biblioteca – dijo un chico de último curso, mientras se reía de mí con sus amigos. No les hice caso, coloqué el punto de libro y me levanté. Me quitaron el libro antes de que pudiera irme.
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