Al ver lo triste que estaba mamá, no lo pude evitar salí de mi escondite, la abrace a la vez que intentaba que se calmara. - No te preocupes mamá, pase lo que pase estará todo bien. Unas horas mas tarde la enfermera me preparó para ir al quirófano.
Los nervios me recorrían todo el cuerpo, pero el saber que en todo momento permanecería dormido, me relajaba un poco. Mamá, inquieta, paseaba por toda la habitación. Su cara reflejaba mucho miedo, impotencia, desesperación …
- Feliz cumpleaños mi niño, ya has cumplido siete años. -Dijo mamá antes de ir al quirófano.
Las enfermeras y mi compañera de habitación también me felicitaron, ese rato fue uno de los más felices que tuve esos días. Laura, una enfermera muy simpática y cariñosa, entraba en la habitación con una gran sonrisa, a la vez que, me felicitaba por mi cumpleaños.
- Bueno, pequeño, como me comentaste lo que te había ocurrido en el patio del recreo, te he traído una sorpresa. Para que no te quedes sin conocer el final del libro, que estabas leyendo, te he traído a su escritor, y el mismo te lo va a leer.
Al ver a Domingo entrando por la puerta me quede sin palabras, con una sonrisa nerviosa en mi cara, que no pude ocultar. Él, muy amablemente, se sentó junto a mí. Estuvimos hablando sobre lo que me hicieron en el patio y lo triste estaba porque me habían roto el libro.
- No estés triste, te he traído otro nuevo, y si quieres, te lo puedo dedicar. Pero antes, vamos a leer el último capítulo.
Sentados, el uno junto al otro, empezamos a leer mientras todos los presentes nos miraban. A mamá se le escaparon un par de lágrimas, yo me sentía muy feliz. Una vez que terminamos de leer, me lo firmó y le hice muchísimas preguntas, hasta que, la doctora dijo que tenía que marcharme. Domingo me dijo que no me preocupara, que se quedaría con mamá, para que no estuviese sola, hasta que saliese de la operación.
De camino al quirófano Laura y yo íbamos hablando. Mire en dirección ha mamá y Domingo. Ella estaba muy triste. Él intentaba animarla. Al mirarme sonrió y me saludó con la mano.
- No te preocupes, tranquilo, la cuidaré mientras estés en el quirófano. Grito Domingo, con una triste sonrisa dibujada en su rostro.
Al llegar a la mesa de operaciones me pusieron la anestesia. Pasados unos minutos, sentía como poco a poco iba perdiendo las fuerzas, mis parpados se cerraban. Finalmente termine por sucumbir al cansancio y me quede dormido. Esa fue la última vez que vi a mamá, después de la operación no volví a despertar.
Fin
____________________________________________Si quieres apoyarme para que pueda seguir escribiendo mas historias gratis puedes ayudarme adquiriendo alguno de mis ejemplares a la venta - Click Aquí ___________________________________________