Revista Opinión

Mi soledad

Publicado el 18 septiembre 2019 por Carlosgu82

Solo, simplemente así estoy y así moriré, o así me gustaría q fuese, estaría solo, si no fuera por esa figura ubicada en el costado de este cuarto, un cuarto frió, sucio, con un olor nauseabundo, quisiera poder moverme, pero estos amarres puestos en mis manos y piernas no me lo permiten, quisiera saber muchas cosas, como el ¿Qué toca la parte posterior de mi pie? Es blando y húmedo, es frió pero pesado, el ¿Por qué no temo a esa extraña figura? ¿Debería temer?, todo era silencioso, generaba una profunda sensación de peligro y me hacía perder la cordura con el corto y lento paso del tiempo, inmóvil, con la única y simple capacidad de mirar al frente y a los lados de aquel cuarto, sin saber que había a mi espalda, tuve que ver pasar segundos que parecían minutos, minutos que parecían horas, horas que parecían días, dormía de repente y despertaba sin hambre, sin dolor, sin enfermedad con el simple pensamiento y la conclusión de que el suicidio sería una maravilla, algo lo cual cualquier persona desearía estando en mi posición, la muerte es un ente o suceso el cual espero de forma impaciente, pero ¿de qué sirve desear algo que no puedo hacer?  Aunque puede que me ayude, aquel sombra que solo me observa, que se para en la esquina ocultando su rostro, no sé si disfruta verme aquí sentado, sabiendo que anhelo la muerte y pierdo la cordura con cada segundo que pasa, o si lo que se encuentra a mi espalda es el motivo de su permanencia en aquel rincón, aquella cosa la cual desconozco pero se dé su presencia pues toca mi pie, aquella cosa la cual es mi única fuente de entretenimiento, mi única motivación e incentivo para pensar en algo aparte de la muerte, pensando en diversas teorías del cual es su origen, del que es, pensando que esto es solo un muy estúpido reto, retos como los planteados en aquella películas famosas que solía ver con aquellos pensaba eran mis amigos, aquellas películas en las que solo sobrevive el más listo, en las cuales hay pistas en todas las habitaciones a las cuales debe sobrevivir el protagonista, esos pensamientos son mi única razón para vivir, lo único que mantiene con vida la poca cordura que me queda, cordura la cual se empezó a desvanecer con la aparición de ese color, la aparición del terror, la aparición de los gritos, del dolor, de la desesperación, por alguna razón eso me hacía feliz, sabía que no estaba solo, que otras personas sufrían como yo, eso abrió paso a nuevas teorías en mi mente, más razones para vivir y aun  que ya casi no tenía tiempo para formar mis teorías estaba feliz, disfrutaba ver como día tras día esas luces parpadeaban, abriendo una puerta por la que lograba ver por un lapso corto de tiempo, mas luces, mas puertas abriéndose, todo hasta que terminase de entrar aquel hombre con esos instrumentos,  procediendo a marcharse, junto a los únicos momentos en los que podía ver algo que no fuese este maldito cuarto que tortura mi mente, la primera vez que lo vi me di cuenta de algo de lo que no me había percatado con anterioridad, no podía hablar, siempre estuvimos yo y mis pensamientos, intente hablarle y no pude hacerlo a un que no sé por qué no lo conseguí en su momento, tenía muchas preguntas, las cuales discutía y dialogaba con migo mismo, el momento en el cual pude pedir respuestas, pude suplicar por piedad, por cumplir mi más grande deseo de morir, me sentí impotente, algo me lo impedía y no sabía el que era, tuve que ver como se alejaba, como cerraba esa puerta en silencio, sin poder hacer ninguna queja, reclamo, explicación, sin si quiera gritarle un maldito insulto, tuve una sensación al ver aquellos materiales, estaba muy concentrado pensando en el por que no podía hablar, pero cuando me pude librar de todo aquel pensamiento relacionado a mi incapacidad de hablar pude fijarme en esos ¨materiales¨, eran pinzas, agujas, alicates, y otros elementos los cuales desconocía y no tenía la capacidad de reconocer pues estaban unos ubicados sobre otros, estaba confundido, tenía una sensación de inseguridad, escuche un ruido y me percate, estaba tan distraído con aquel hombre que entro que había olvidado a mí ya habitual compañía la cual se estaba moviendo para tomar esos materiales, fue extraño, no se había movido antes, que esperaba? Es una pregunta la cual fue interrumpida por varios gritos de dolor y desesperación los cuales provenían de todas las paredes de mi alrededor, como si estuvieran hechas para permitir que el sonido de las salas que las rodean las traspasara sin ningún tipo de problema, pero como todo lo que tenía era mi mente, y lo único que esa maldita sabía hacer era torturarme con preguntas, lo hizo de nuevo, pensando en el por qué nunca antes había escuchado algún grito, alguna pregunta, algún grito pidiendo ayuda o al menos compartiendo mi deseo de muerte, en ese momento mientras mi mente me torturaba una vez más, aquel hombre se postro ante mí, era alto, medía 1.92 metros aproximadamente, al menos eso pude calcular aun que puede no fuese del todo exacto ya que yo estaba sentado eso pudo generar errores en como lo veía, era delgado pero no lo suficiente para considerar que tenía un aspecto macabro, pero su rostro, lo imaginaba diferente, lo imaginaba, pues no pude verlo, usaba una máscara una máscara muy peculiar,  era como si no tuviese ojos, portaba parche en lugar de sus ojos, parches muy sucios, con manchas extrañas, una máscara de un material similar al cuero pero no era cuero, tenía una tonalidad extraña más oscura, más sucia, más blanda, mas.. Humana, creo,  dijo con una voz gruesa casi escalofriante
-Te dolerá, pero yo lo disfrutare y estoy seguro te hará feliz si eres igual al resto, o, y no te muevas, eso puede que ayude un poco a tu futuro cercano.
Procedió a tomar una pequeña cuchilla la cual parecía estar muy afilada y la acerco a mi rostro, tenía miedo, sentía como las gotas de sudor bajaban por mi rostro, pero si decía la verdad debía estar tranquilo, intentar no moverme, sentí como coloco la cuchilla sobre mi mejilla rasgándola de un tirón de lado a lado, de forma que pude gritar, no me sorprendió en ese momento pues el dolor era agonizante, algo fuera de la rutina, supe que la muerte sería el mejor regalo que podía recibir, lo deseaba, lo imploraba, pero solo salían gritos de dolor y penumbra que lo que parecía era mi boca la cual de alguna forma había sido sellada, eso logro aclarar las dudas que tenía sobre la falta de gritos, sin piedad ni cuidado alguno ese hombre levanto mi cabeza usando mi cabello y puso un espejo frente a mi rostro, estaba destruido, con una cortada que atravesaba mi mejilla de lado a lado y un gran  chorro de sangre que caía de lo que parecía ser mi boca, estaba sucio confundido tenía un aspecto desagradable, imaginaba mi rostro en el cuerpo común de una persona en el mundo real, seria despreciado, por mi aspecto y no por mi pasado, seria humillado y buscarían una condena para mí, pues no sería lo que los demás desean ver al salir de lo que pretenden fingir es su maldito hogar ¨feliz¨, sus cuatro paredes en las cuales creen pueden resguardar el odio y desprecio que tienen por todo aquello que no les da placer o es de su agrado, donde fingen amar una mascota, pareja o familiar para no amargar sus repugnantes días basados en un sistema esclavizan te el cual apoyan por miedo a un cambio, mientras más lo imaginaba más pensaba que la situación en la que estaba es un regalo, una forma de ser un preso lleno de libertad, no me importo ese cuarto, ese hombre, mi rostro, el dolor, todo perdió su sentido, lo único que me quedaba y valía la pena esperar era la muerte, un regalo el cual todos disfrutaremos, los que estamos en estos cuartos, ese hombre, ese animal que espera con ansias a un ser para el cual representa un simple estorbo y ese animal que vive para complacer a otro y buscar ser complacido mientras vive engañándose de todo lo que le rodea, aquel que busca una utopía propia sin importarle si quien está a su lado vive en medio de un enorme sufrimiento, tuve que volver a mi realidad, la realidad en la que ese hombre me levanto y por fin me permitió ver lo que había a mis espaldas, quede congelado, no lo pude creer, era estúpido, pensé ¿acaso ya perdí mi cordura en todos sus sentidos? ¿No es posible¡¡? Como podía ver mi propio cadáver postrado en el suelo?
muchas ideas pasaron por mi mente pero no tenían sentido, tenía la misma cortada que me había hecho aquel extraño hombre hace un par de segundos.
-No tienes gemelos, ni hermanos, ni es un muñeco u holograma por si eso es lo que piensas.
Todo se tornó extraño, creepy, tétrico, aquel hombre que me hablaba desapareció, ya no hubieron ataduras, solo dolor y confusión, la peor tortura que tuve en todo ese tiempo fue la total libertad pero a la vez una total confusión, era libre pero esclavo de mis pensamientos, la prisión más cruel en la que me pude internar, no deseaba estar ahí, busque una salía pero parecía correr en un limbo sin rumbo ni destino, hasta que vi esa luz, blanca , la cual cambio y se empezó a tornar amarilla y opaca con el tiempo, desperté, estaba atrapado de nuevo, tenía nuevas ataduras esta vez físicas, estaba recostado en una cama, con rasguños, cortadas, sentía mucho dolor y tenía muchas lágrimas las cuales caían de mi rostro, vi un hombre, tenía un traje azul muy claro casi tornándose blanco, lo vi alejarse con un frasco en sus manos, se veía tranquila, antes de alejarse me dijo.
-Ya estas mejor, parece has sufrido mucho, espero no se repita de nuevo, en un rato te soltare y hablaremos del, que fue esta vez, te daré una libreta y un bolígrafo para que lo describas lo más detallado que puedas, por ahora descansa y respira.
Solo pude ver algo que me frustro, y lo recordé todo, todo mi pasado, todo mi dolor, supe que pasaría de nuevo, y me pregunte ¿Qué habría pasado si aquel hombre, ese buen hombre, si Dominick, aquel que, me da mi medicina contra mis ataques psicóticos no escuchase mis gritos de dolor? ¿Estaría en un limbo de dolor falso que parece y es real? Creo que es una de las muchas preguntas que nunca pode responderme.


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