Revista Política

Mi talón de Aquiles

Publicado el 06 octubre 2010 por Basseta
Mi talón de AquilesMe han contado que Miguel Ángel Agüera, en su última entrevista en Radio Ibi, lanzó algo que sonaba a amenaza, a "aviso para navegantes". No he tenido paciencia para escuchar toda la grabación, pero mis informadores dicen que afirmó que "ya se verán las ilegalidades que comete el Sr. Basseta" (o algo parecido).
Relacionaba esta información con la película que el otro día pasaron por televisión, ambientada en la guerra de Troya y cuyo protagonista era Aquiles. Llegué sólo a tiempo de ver el final, pero creo que se trata de la película titulada "Troya" en la que Brad Pitt encarna al furibundo Aquiles (como lo denominó Homero). Vaya por delante que leí de jóven las dos obras de Homero, "La Iliada" y "La Odisea" y siempre preferí el personaje de Ulises, pues Aquiles me parecía más bravucón (aunque también es cierto que la historia de Aquiles termina bastante peor que la de Ulises).
Bien, como decía, relacionaba yo ambas cosas porque al final de la película Aquiles muere cuando su enemigo consigue lanzarle una flecha a su punto débil: el talón. En la Wikipedia lo explican así: "cuando Aquiles nació, Tetis intentó hacerle inmortal sumergiéndolo en el río Estigia. Sin embargo, su madre lo sostuvo por el talón derecho para sumergirlo en la corriente, por lo que ese preciso punto de su cuerpo quedó vulnerable, siendo la única zona en la que Aquiles podía ser herido en batalla. No está claro si esta versión del mito se conocía anteriormente".
Y la reflexión está servida: todos tenemos un punto débil (o varios), todos tenemos nuestro talón de Aquiles (hasta la economía), y cuando el enemigo lo conoce nos puede hacer mucho daño. En mi caso, mi principal talón de Aquiles es, curiosamente, aquello que me permite ganarme la vida honradamente: mi profesión. Y esa misma profesión, que constituye mi principal orgullo, es la vez mi punto débil, porque muchas personas no saben distinguir entre su adversario y el abogado de su adversario. Nos meten a todos en el mismo saco y hay quien no duda en afirmar que el abogado defensor de un ladrón es un ladrón.
Mi talón de AquilesNo me cabe duda alguna de que mis adversarios políticos (entre los que creo que también hay algún enemigo personal), deseosos de encontrar un punto débil, hurgan y olfatean todos los días entre los excrementos buscando algún cliente sospechoso, algún asunto que parezca escandaloso, algún contrario acomplejado, algún mamporrero dispuesto a señalar el talón de Aquiles de Basseta. Están desesperados por encontrar algún hueso maloliente, lamerle la inmundicia y guardarlo en secreto hasta que la jefatura ordene desenterrarlo.
 
No se dan cuenta que con todo ello no hacen sino darme mucha más importancia de la que les conviene. Y repito, Ulises no acabó como Aquiles.
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