Últimamente me entró la extraña sensación de que no estoy haciendo las cosas bien, de que no estoy dando todo de mí en esto de ser madre. Sí, me deprimo por temporadas pero sé ocultarlo muy bien, de repente hago mal al no decirle a nadie, ni a mi propio esposo o a mi madre que vive en la misma ciudad que yo.
A veces creo que la depresión post parto me agarro demasiado tarde y que "es normal" sentirme así y que ya pasará, no pensé en buscar ayuda porque no creo que sea tan grave pero sí pensé en hablar de esto con alguien y lo hice, con mi esposo y luego con mi hermana.
Me aconsejaron ambos que no lo hago mal, al contrario que lo hago bien, que las cosas que siento no debo sentirlas porque no es justo que piense así, viendo la maravillosa niña que es mi hermosa hija, lo mucho que ha progresado y lo bien cuidada que está (modestia aparte).
Me dijeron también que debo calmarme y relajarme (es imposible, lo sé) pero se refieren a que no piense tanto las cosas, algo que me dijo mi mamá también, y ese es un problema que tengo siempre, pienso mucho todo y a veces pensar mucho las cosas me bloquea, me aleja de las personas que quiero y más de mi hija, quien me necesita, quien debe tener toda mi atención todo el tiempo.
Por eso he decidido hacer un pequeño ejercicio todas las veces que me siento así, que me siento "depre", esos días en que pienso que "ya no jalo"...
El ejercicio es hacerme acordar todos los días que tengo salud, que estoy completa en todo sentido de la palabra, que no me falta nada para ser feliz, que tengo a mi hija sana y llena de vida, que no le falta nada y que los momentos tristes no deben vencerme porque en mi vida hay más momentos de felicidad que de tristeza, que tengo a mis dos geniales mejores amigos Karla y Miguel los cuales siempre, pero SIEMPRE me leen por whastapp toooooooooodos mis rollos y guardan fotos de Mg comiendo o haciendo alguna travesura, y siempre pero SIEMPRE me aconsejan de buena fé a pesar de que ellos también tienen sus propios problemas.
Recuerdo que tengo una familia maravillosa la cual me apoya en todo momento por más lejos que se encuentren, que Dios y mi madre me dio dos nobles hermanos que hacen todo sin esperar NADA de mí, y que siempre cuidan de Maria Gracia como si fuera su propia hija, que tengo un esposo que así como yo, ha aprendido a ser un mejor padre y a ser un mejor esposo con el tiempo, que a pesar de que no siempre estemos de acuerdo en algunas cosas, siempre me da aliento y apoyo en todo lo que le comento, me dice los pro y contras, me dice su punto de vista y me aconseja, porque sé que no quiere que me salgan mal las cosas, porque sé que quiere verme feliz, porque sé que me ama y eso debería poner como un escudo frente a todos los miedos que tengo y me creo yo sola, porque la tristeza es sólo un momento y se debe olvidar, se tiene que olvidar. En cambio los momentos felices no, esos siempre quedan y perduran toda la vida.
Sentir miedo es normal, pero sobrepensar las cosas es lo malo, crearse ideas, pensar algo que no es cierto, crear esas voces en tu interior que te dicen que no estás haciendo bien las cosas, llámenme loca si quieren pero es lo que pasa por mi mente.
Sé que saldré de esta, no es más que una etapa como siempre digo.
Este pequeño ejercicio lo pondré en práctica y trataré de hacerlo siempre, ya no ocultaré mi tristeza hasta el punto de deprimirme, compartiré mi miedo con alguien de confianza.
Momentos felices arriba, momentos tristes y miedos ¡a volar!
¡Hasta la próxima!