Mi viaje a Suiza

Hoy mientras regresaba de llevar a mi hija al colegio, bajo la lluvia que mojaba los arboles esta mañana, miré al cielo y traté de reducir un poco la velocidad de mis pasos. Mi mente se trasladó a mi infancia, a esos días en los cuales tenía tiempo para aburrirme y mi diversión favorita era acostarme en el suelo del balcón de mi casa materna a mirar el cielo. Esto me gustaba hacerlo de día para formar figuras con las nueves y de noches para ver el cielo estrellado. Sentí esa transición que muchas veces vemos en los videos donde de una escena te trasladan a otra época del tiempo y ni siquiera lo percibimos.

Con solo mirar el cielo, reduje la velocidad de mis pasos y decidí caminar lentamente para no salir de ese estado de fascinación en el que me encontraba. Recordé en pocos minutos que cuando era niña disfrutaba imaginando figuras en las nubes del cielo, algo que no puedo hacer en Madrid, porque ya no soy una niña, o mejor dicho porque siempre voy con prisas y, además, el cielo de Madrid al estar alejado del mar tiene muy pocas nubes, por no decir ningunas.

Otra de las cosas que recordé, era que de pequeña me gustaba ir al campo o a lugares donde pudiera estar en contacto con las montañas e imaginar que había detrás de esas grandes montañas. Fue así como nació mi deseo e interés por conocer otros lugares, por viajar a otros continentes, por conocer otras cosas e ir más allá de lo que mis ojos de niña podían ver e imaginar.

Hoy mirando el cielo me he dado cuenta de que esa curiosidad que sentía de niña no ha desaparecido, sigue ahí, pero se ha ocultado con las ocupaciones y afanes del día a día. Hoy he sacado tiempo para detenerme y pensar que aún quiero tener tiempo para poder aburrirme y desconectar. Que aún deseo seguir conociendo lugares que solo he visto en fotos y videos, como lo es, Suiza.

Un país montañoso de Europa Central, el cual asocio con Santander en la zona norte de España, por el colorido de sus flores, sus montañas, sus lagos, su clima frío y todo lo natural que ambos ofrecen. Suiza, se caracteriza por sus aldeas y las altas cimas de los Alpes. Sus ciudades cuentan con barrios medievales. Su capital, es Berna. Además, es famoso por sus centros de esquí y los senderos de excursionismo.

Al enamorarme de este país comencé a leer y buscar curiosidad sobre él, cómo es el estilo de vida, la sanidad, sus costumbres y me enteré de que se descalzan en las casas, algo que me acuerda las costumbres de mi país cuando era niña. Ir descalza dentro de la casa, es algo que me gusta hacer y me transmite libertad. Otra de las curiosidades es que tienen muchos bancos, que se come mucho chocolate y son unos de los mayores fabricantes de relojes de lujos del mundo y que Nunca, repito, NUNCA llegues tarde.

Comparto algunas fotos que me gustan de Suiza, esperando que al verla disfruten tanto como yo de este viaje digital, el cual espero en algún momento de mi vida se convierta en realidad.