Revista Cine

Mi vida como un perro

Publicado el 18 agosto 2012 por Lu

Mi vida como un perro
Tenía en mente otra película programada para las 22 horas, pero llego tarde a casa, y haciendo zapping, me quedo de inmediato prendada con esta historia. Galería de maravillosos y excéntricos personajes con el fondo de una voz infantil en off que pone barreras al dolor que siente. Me pregunto cómo no he visto antes esta joya.
Mi vida como un perro


Suecia, años 50. Dos hermanos no paran de pelearse. Su madre es incapaz de soportar esa situación. Su estado de salud es delicado y precisa reposo. Y el padre ausente (parece ser que las bananas de Ecuador precisan de sus cuidados), por eso los niños estarán el verano fuera. Ingemar irá a casa de su tío Gunnar en un pueblecito de Småland. Se marcha muy triste por separarse de su madre y de su perrita Sickan. La voz en off se concentra en una catástrofe que atenúa sus males (Laika en el espacio, sin poder regresar).

Mi vida como un perro


Lo que parecía un terrible acontecimiento, se convertirá en una serie de vivencias inolvidables. Su tío ha construido un “pabellón de verano” en el patio trasero, y allí ambos podrán escuchar una y mil veces una pieza musical que saca de quicio a la tía. En la planta baja de la vivienda, encamado, está el señor Arvidsson, quien le pide con tono inocente que lea (un catálogo de lencería femenina que esconde bajo el colchón). Siempre subido al tejado, martillo en mano arreglando algún desperfecto, Fransson (el día que baje será un gran acontecimiento). Saga es una niña con apariencia masculina para poder competir con el equipo de futbol; con ella practicará el boxeo y a esquivar golpes (chica con carácter). Un niño con el pelo verde. Un proyecto para construir un pequeño cohete. Un artista abstracto elige a la moza más guapa como modelo (el pobre Ingemar ejercerá de testigo para acallar las malas lenguas). Equilibrista con mente enciclopédica. Vamos, la colección completa de encantadores chiflados. Y entre sus desdichas, acosado por las niñas. Menudo éxito!

Mi vida como un perro


Al final, su inmenso dolor saldrá en forma de ladrido. Le invaden los recuerdos y llora desconsoladamente. Su lema de que algo peor podría pasar ya no funciona.

Mi vida como un perro


Me ha ENCANTADO. Refleja cómo se vive desde la infancia la enfermedad y la muerte. Combina drama con toques de humor. Provoca empatía por ese niño que narra a la cámara (a nosotros), lo que le hubiera gustado contar a su madre, tan amiga de los libros e historias. El actor que interpreta a Ingemar, Anton Glanzelius, es sencillamente genial.

Mi vida como un perro


Gran éxito del cine sueco de los años ochenta. Del director de: Chocolat, Las normas de la casa de la sidra o ¿A quién ama Gilbert Grape?

Mi vida como un perro


Curiosidades:

Basada en una autobiografía, esto no puede ser real… ¿o sí?
Ocupa la posición número 17 de la lista las 50 películas que deberías ver a los 14 años del British Film Institute.
He leído por ahí comparaciones con Leolo (niño, madre, personajes curiosos, voz en off…); esa película que está en lo más alto de mis favoritas.
Mi vida como un perro


TÍTULO ORIGINAL Mitt liv som hund. DIRECTOR Lasse Hallström. GUIÓN Lasse Hallström (Autobiografía de Reidar Jonsson). MÚSICA Björn Isfalt. FOTOGRAFÍA Jörgen Persson. REPARTO Anton GlanzeliusAnki LidenTomas von BronsenManfred SernerMelinda KinnamanKicki Runderer. Suecia 1985, 101 min. Recibe numerosos premios.


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