Revista Opinión

Mi Vida En Pedacitos Ii

Publicado el 25 noviembre 2018 por Carlosgu82

Cuando reflexionaba  era la misma película  de mi vida con diferentes personajes y escenarios terminaban casi siempre igual, “como se dice nunca salí ganando,  no follaba”.  Ese pasado no lo podía moldear pero si aprender de él, era la  tabla de salvación.  Mi trastorno de personalidad;  incesante e incomprensible  el de angustia, temor, que me arrincona había que domarlo.

 Pero debo ir por parte para poder construir estos relatos quizás insignificantes y comunes de la vida.

En mi primera etapa,  oh! no he mencionado mi nombre Olinto Manuel, nombre de mi progenitor conocido  como “Musa”. La primera emoción que más desarrollé y  aprendí fue el odio  entre Alcira  y yo. Alcira era mi madre. Con el tiempo logré canalizarlo y tolerarlo. Desde mi nacimiento, nunca sentí  una adoración por ella,  ni  su teta, pero en si un cariño de mi madre hacia mí en esos primero años de vida nunca lo he sentido y tampoco  tengo recuerdos. Por supuesto  que tiene que  haber alguno pero afloran más  los  maltratos, insultos, apatía, las golpizas.

El  cuadro familiar en donde me crie  era precario;  mi abuela Victoria,  desciende de padres libaneses, una mujer con sabiduría, con garra, con sus limitaciones.  Nació a principio del siglo XIX, en Cumaná, Estado Sucre, fueron varías hermanas. Con sus tres hijos se vino a Caracas con poco  dinero para el alquiler y pasaje,  en el año 1936. “Hacía un año había muerto el General José Vicente Gómez, que se mantuvo en el poder desde el año 1908”. Aprendió a tejer, a bordar, costurera, cocinar comida árabe y criolla,  dulces.  Sabía  conseguir el dinero necesario para mantener la casa, a nosotros sobre todo a mi madre que no podía trabajar y a mí. La abuela tuvo cuatro hijos. Alquiló una pequeña casa en la bajada del Tamarindo en la parroquia San José, al norte de Caracas,  muy cerca del Cuartel San Carlos.


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