En pleno 2011 y aún tengo que oír de chicas de treinta y pocos a treinta y muchos:
- Mi compañero (marido, novio, pareja de hecho...) me ayuda mucho.
¿Cómo que te ayuda? ¿Te pasa el aspirador los sábados? ¿Te friega los platos de vez en cuando? ¿Baña a vuestro hij@?
Un ejemplo: salimos a pasear, las madres, por las tardes. ¿Dónde están ellos? En el gimnasio, corriendo, paseando al perro... Normalmente de 5 a 8 de la tarde, poco antes, poco después. A veces no van porque les duele una rodilla, hace mal tiempo, les duele una uña... entonces se pegan la gran siesta y salen más tarde con compañera e hij@... Van paseando tralarí, tralará, qué orgulloso estoy de mi familia, y ella les dice:
- Hay que ir a comprar.
En este momento notas en los ojos de él y en la expresión de su rostro que su mente empieza a ir a 1000 por hora (es un decir...):
- Yo tendría que pasar a ver a X (amigo, tío, hermano, compañero de trabajo... vale cualquiera mientras sea hombre). Le tengo que llevar un encargo (fruta del tiempo, un papel, cosas relevantes y vitales...).
Algunas vces, si han llegado a ir a hacer la compra porque el cerebro no ha sido veloz, a mitad de la compra empiezan a torcerse:
- Me voy, hace mucho calor, esto es un agobio).
O un:
- Me voy, acabo de tener un presentimiento y voy a echar una primitiva. Llévate el carro, el niñ@, los juguetes del niñ@.
Esto más la compra, claro. La visión es la de una mula de carga.
Hay algunos que se llevan el niñ@ porque les acaba de llamar el amigo que está en el bar y si se llevan al hij@ parece todo más "light".
- Pero venid a las ocho que hay que bañar y cenar. Ya sabes que a las nueve hay que estar durmiendo.
Ocho y media, nueve menos cuarto, menos cinco...
- Es que me he encontrado con X, me ha entretenido. Por cierto, me ha dicho lo guapa que estás.
Las mujeres no tragan con estas historias. Y van con una hora de retraso en la planificación del día. El vaso se va llenando, pero al día siguiente se les pasa (la procesión va por dentro, pero por fuera se les pasa).
Cuántas veces me han dicho:
- Qué suerte tienes. Si llego a saberlo también hubiera tenido un hij@ sola.
O:
- Qué suerte tienes. Tú decides en todo. Yo en lugar de un hij@ tengo dos. Y da mucha rabia tener que cuidar a alguien de mi edad.
¡ Pues haced algo, hombre!
También conozco algún caso (pocos) que ella no da palo al agua, alguna hasta ni tiene trabajo fuera de casa, pero el detergente, la esponja y la mopa le dan alergia. Entonces el marido llega de trabajar y tiene que hacerlo él, porque no quieren o no pueden contratar una persona para la limpieza.
- Si no trabajas fuera podrías hacer algo.
- Lo siento. Yo soy así (de marrana) y no voy a cambiar.
Estos casos acostumbran a acabar en divorcio. Y los otros también, aunque he comprobado que las que más tragan tienen compañeros de los que están muy enamoradas y supongo que este hecho no les deja ver que hasta, en alguna ocasión, ellos les pierden el respeto. No es que las insulten, sino que les hablan sin respeto, como si todo lo que hacen fuera su obligación y aún gracias que les tienen a ellos.
Hay cosas que no cambian. Hemos prosperado, pero queda un largo camino. Aún hay mujeres que dicen:
- Déjalo, ya lo hago yo, que tu me das más trabajo.
Pero no es lo general. Tampoco es lo general que las parejas colaboren al 50 por ciento. Seguro que las habrá. Pero yo no conozco ni una.