La visita del presidente Donald Trump a Miami podría tener dos rostros: uno oficial, con anuncios de cambio a la política de EEUU hacia Cuba, y el otro, inesperado por la prensa nacional, la “pobre” realidad del entorno del Teatro Manuel Artime.
Varias cuadras a la redonda del emblemático escenario, según el consenso de los periodistas, parece que las calles hubieran sido bombardeadas por tanques de guerra, dejando ver huecos, tuberías a la intemperie y toda suerte de materiales de construcción acomodados en evidente desorden. La intersección de la calle Flagler y la avenida 9 del noroeste de la ciudad, por ejemplo, donde la Policía ubicó a la prensa, es muestra del estado paupérrimo que presenta esta parte de Miami, que se encuentra sometida a obras públicas desde hace varios meses.A las pésimas condiciones del área se suman los inconvenientes que han sufrido los habitantes de ese segmento de la barriada de La Pequeña Habana, que han tenido dificultades para entrar o salir de sus viviendas.
Con información de Diario Las Américas.
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