El “fichaje” de Michael Hedges por Windham Hill ayudó a consolidar el sello como la referencia que luego fue en el campo de las nuevas músicas o, como se solía decir entonces, la música “new age”. Es cierto que su fundador, William Ackerman, ya había publicado varios discos notables y que la gran estrella del sello, George Winston, ya había debutado con el excelente “Autumn” pero la calidad de Hedges y su extraordinaria capacidad como intérprete dieron un salto da calidad a la propuesta de la discográfica. No era fácil puesto que en Windham Hill había ya extraordinarios guitarristas como el propio Ackerman o Alex de Grassi pero Hedges estaba en otro nivel.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, Windham Hill funcionaba casi como una familia y era habitual que sus artistas colaborasen en los discos de sus compañeros. Así ocurrió en el caso del debut de Michael Hedges que se vería arropado por el piano de George Winston en uno de los cortes del disco. A efectos históricos tampoco podemos dejar de mencionar que “Breakfast in the Field”, a la postre el disco del que hablamos hoy, fue también la primera grabación en la que participó el extraordinario bajista Michael Manring, íntimo amigo de Hedges, quien desarrollaría a partir de ahí una maravillosa carrera en el sello y fuera de él. La grabación es cruda, sin retoques de estudio y hecha en una grabadora de dos pistas lo cual, lejos de suponer una merma de calidad es justo lo contrario y nos permite apreciar de la mejor de las maneras la extraordinaria categoría de Hedges como guitarrista. En el momento de la grabación, Hedges acababa de ser padre lo que aparece reflejado en varios de los títulos de las piezas del disco. Su esposa, la arpista y flautista Mindy Ronsenfeld aún no participaría en el disco aunque sí lo haría en los posteriores.
Michael Hedges“Layover” - Desde el comienzo del tema nos damos cuenta de que estamos ante un guitarrista diferente que le sabe sacar a su instrumento unos sonidos muy distintos del resto. Su particular repertorio técnico es abrumador y combina todo tipo de recursos, desde el “tapping” hasta la percusión sobre la caja en determinados momentos. Este primer corte es una exhibición de recursos que nos pone sobre aviso de lo que vendrá después.
“The Happy Couple” - Mucho más tranquilo que el corte anterior, el el siguiente tema Hedges opta por aires folclóricos de los que surge una melodía sencilla que, sin embargo, se va imbricando con la base rítmica alcanzando momentos bellísimos.
“Eleven Small Roaches” - Mucho más directa es la siguiente pieza que nos recibe directamente con el tema central que se repite un par de veces antes de entrar en un segmento más ambiental, lleno de arpegios tras el que el guitarrista recapitula y vuelve al motivo principal. Impecable.
“The Funky Avocado” - El título no engaña, al menos la parte del “funky” y es que Hedges se marca un magnífico dúo con el bajo de Michael Manring que combina “jazz”, “funk” y hasta amagos de “charleston”. Una excelente pieza en la que la complicidad entre los músicos es notable. Eso sí, desconocemos cual fue la participación del aguacate aquí.
“Baby Toes” - Segunda colaboración con Manring, esta vez en un tono más reposado y con mayor participación del bajista que aquí muestra con más claridad el potencial de su forma de tocar que en el tema anterior había quedado menos expuesta.
“Breakfast in the Field” - El corte que da título al disco es, de nuevo, una balada intimista en la que el silencio ocupa tanto espacio como las notas. Hedges extrae sonidos a la guitarra que parecen proceder de un arpa en determinados momentos. Excelente.
“Two Days Old” - Recobramos a Manring para esta composición que es una de nuestras preferidas del disco, además de la más larga. Hedges ocupa todo el primer plano y el bajista se limita a resaltar algunos fragmentos con intervenciones puntuales y a mantener breves diálogos en otras ocasiones. No exageramos si afirmamos que el sonido de un sello como Windham Hill empezó a tomar forma en piezas como esta.
“Peg Leg Speed King” - Tras un comienzo tranquilo que parece un calentamiento, Hedges se lanza cuesta abajo y sin frenos desarrollando una melodía con una innegable base folk en la que todas sus habilidades quedan al descubierto. Es clara la influencia de artistas como Leo Kottke, guitarrista (y ocasional cantante) admirado por Hedges desde que empezó a tocar.
“The Unexpected Visitor” - Transcurre el disco con tranquilidad al llegar aquí donde nos encontramos con otro precioso tema “folkie” que mezcla los tiempos lentos con otros más animados.
“Silent Anticipations” - El comienzo de la pieza nos recuerda a la inicial “Layover” especialmente en la parte que ambas tienen de exploración sonora. Más adelante empieza el contraste con el uso más agresivo de la guitarra por parte de Hedges, incluyendo alguna parte de percusión. Otra gran pieza con más tensión que el resto del trabajo, lo que siempre está bien.
“Lenono” - Cierra el disco la pieza en la que aparece George Winston al piano. Lo hace en la segunda mitad de la misma en lo que parece ser una escenificación simbólica de la bienvenida del Windham Hill al guitarrista. Destacamos la breve aparición de Michael Manring al final esbozando al bajo la melodía del “Imagine” de John Lennon.
Es difícil saber hasta dónde habría llegado Michael Hedges de no haber fallecido en un accidente de tráfico con apenas 43 años de edad y un puñado de discos publicados. Es evidente que se trataba de un guitarrista con un don pero también que cuando falleció en 1997 la música “new age” (nos guste o no, esa era la categoría en la que acababan sus discos en las tiendas) no gozaba ya de la popularidad que tuvo apenas unos meses antes, especialmente en las variantes más acústicas de las que se nutría el sello Windham Hill. Su último disco, “Oracle” recibió el Grammy como mejor disco “new age” del año por delante de figuras como Vangelis, Paul Winter o Mike Oldfield, aunque fuera ya a título póstumo. Cabe suponer en todo caso que su carrera habría continuado por una senda muy similar a los años anteriores. Sea como fuere, su estreno con este “Breakfast in the Field” que hemos comentado hoy merece mucho la pena, en especial para los amantes de la guitarra acústica. Nos despedimos con un vídeo en el que podemos ver cómo se las gastaba en directo el bueno de Michael: