En el instante mismo en el que uno se aleja de lo básico, los cimientos se debilitan hasta derrumbar toda la estructura.
Las cuestiones básicas fueron parte crucial de mi juego en la NBA. Todo lo que hice, todo lo logrado, depende de mi manera de asimilar lo básico para aplicarlo a mis habilidades.
En realidad, los cimientos, las piedras o principios básicos, permiten que todo funcione. No importa cuáles sean tus actividades o metas; jamás podrás prescindir de lo básico si quieres ser el mejor. Hay mucha gente con grandes habilidades, pero al no saber como aplicarlas a una situación particular, ¿De qué les sirven? ¿A quién le importa que alguien tenga talento si no mantiene una buena postura para acertar los tiros libres? ¿Para qué sirve memorizar los libros, si no se aprende nada?
A muchas personas no les interesa este tema. Buscan resultados gratificantes, instantáneos, y deciden saltarse unos cuantos escalones. Tal vez no practiquen la conducción del balón porque no suelen conducirlo mucho en los juegos. Quizás no desarrollen técnicas de tiro apropiadas porque no dependen de su capacidad anotadora. Al principio pueden salirse con la suya, pero llegará un momento en el que todo quedará al descubierto.
Esta gente se preocupa tanto por componer una obra maestra, que ni siquiera domina la escala musical. Es imposible lograr este objetivo si no se domina lo básico.
El instante mismo que uno se aleja de lo básico – ya se trate de la técnica, la ética laboral o la preparación mental -, los cimientos de su juego, desempeño académico o empleo, se debilitarán hasta derrumbar toda la estructura.
Pongamos como ejemplo la NBA. Hay jugadores habilidosos que no pueden vencer dificultades. ¿Por qué? Porque no cuentan con los cimientos necesarios para construir. No poseen lo básico. Piensa en todos los gigantes que en el colegio jugaban como titulares y terminaron en las bancas de la NBA. Algunos ascendieron en la escala confiando en su tamaño y fuerza. Entonces llegan a lo más alto y resulta que eso no basta. Para ese momento ya es demasiado tarde.
Cuando estuve en North Carolina, todos comentaban que Dean Smith me retenía excesivamente. Bromeaban diciendo que el entrenador Smith era el único hombre que podía mantener a Michael Jordan con un promedio de anotación menor a veinte puntos. Pero me enseño el juego. Me enseño la importancia de lo básico y como aplicarlo a mi capacidad individual. Por eso hizo de mí un jugador completo. Cuando llegue a la NBA y tuve que trabajar distintas facetas de mi juego, al atacar o al defender, contaba con los cimientos que me permitían trabajar y construir. Sabía como aprovechar lo aprendido.
Cuando usted logra comprender el uso de los ladrillos, comienza a comprender como funciona todo el proceso de construcción. Y eso le permite obrar inteligentemente, ya se trate de la escuela, de los negocios o de las cuestiones familiares.
Eso convirtió a Larry Bird en un jugador extraordinario. En esencia, el logro dominar lo básico, al grado de poder superar cualquier limitante física. Parece fácil pero no lo es. Debes monitorear lo básico constantemente porque, en realidad, lo único que cambia es el grado de atención que le prestas. Recuerda que, a fin de cuentas, las cuestiones básicas no cambiarán jamás.
Todo se resume en una sentencia muy sencilla, existen buenas y malas maneras de hacer las cosas. Puedes practicar el tiro 8 horas diarias, pero si la técnica es errónea, sólo te convertirás en un individuo que es bueno para tirar mal.
“Vuelve a lo básico y elevarás el nivel de todo lo que hagas”
Fragmento de “Mi filosofía del triunfo”de Michael Jordan