Por Ángeles Martínez
(Publicado originalmente en diario El Tiempo, Cuenca, el 16 de marzo de 2017)
[Paúl Puma durante la presentación de Mickey Mouse a gogo en Cuenca]
Es uno de los más arriesgados escritores ecuatorianos, sus obras: El Pato Donald tiene Sida o cómo elegir los instrumentos de la desesperación; Los versos animales; Felipe Guamán Poma de Ayala, Premio Nacional Aurelio Espinosa Pólit; Eloy Alfaro Híper Star; Mischa; Pi, entre otras son referentes ineludibles para la ruptura.¿De dónde nace está obra?
De una idea sobre la catástrofe que implicaría descuidar la humanidad o la bondad humana en pos del ciego vértigo científico.
La obra asume el efecto de la clonación en un futuro incierto en el que el agua es un bien cuasi ausente, sin embargo plantea un atisbo de eso que nos caracteriza como humanos: el amor a la especie, a la naturaleza que nos construye. El libro está trabajado en un lenguaje demencial, fuerte –a veces me duele leerlo porque en este punto estoy en otras vertientes literarias– pero apunta a un objetivo lumínico: la búsqueda de lo humano en la desintegración futura.
No vi antecedentes sobre implicar la clonación o la ciencia ficción en la literatura teatral ecuatoriana –del exterior no sé–. Recuerdo que luego de un año apareció esa novela brasileña llamada El clon.
A veces me asusto porque mi literatura se anticipa a ciertos acontecimientos, pero debo confesar que también me regocijo pues no busco aceptación en el lector, sino –aunque suene a perogrullo– ser fiel a mí mismo.
¿Cuál es el discurso artístico o social detrás de Mickey?
Artístico: en el 2001 creía mucho en la transfiguración-hibridación de los géneros del teatro y la poesía –para algunos yo soy poeta por excelencia– y aún creo que no hay linderos, ellos han desaparecido y el tiempo me ha dado la razón. Si una persona lee una obra de teatro hispanoamericano actual –incluso internacional– observará que la dramaturgia ha perdido las acotaciones, los paréntesis o las pausas y otros elementos de la escritura del teatro clásico, tal como siempre se lo imaginó.
Ahora una obra de teatro es un poema o ni siquiera eso: un conjunto de textos arbitrarios (véase caso Ana Harcha, autora mapuche con textos modernos como Kínder o mírese Rodrigo García: Todos vosotros sois unos hijos de puta). También ocurre al contrario.
Háblanos de los mayores riesgos que has corrido como escritor en continua experimentación.
Apelar a las claves de originalidad y diferencia. Insisto, con frenesí a veces, en ese laboratorio de experimentación que es mi literatura para innovar. Sé que nada es nuevo entre el Sol y la Tierra pero mi búsqueda de lo literario-liminal arriesga eso que no veo en la Literatura como género.
Implica, además, un trabajo de investigación detrás y dos características-funciones de las que nunca prescindo: responsabilidad y rigor. Empecé con Los versos animales en 1995 –ya he trabajado alrededor de veinte años en esto de la poesía– con un texto que apelaba al amor y la trágica separación entre los poetas franceses Rimbaud y Verlaine.
La tarea fue riesgosa en cuanto a asumir a dos autores emblemáticos de la poesía universal pero creo que pude mantenerme en pie con mi escritura y gozar de los réditos del libro, un par de años después se publicó el filme Vidas al límite sobre los dos poetas.
Así ha ocurrido con mis otros textos: Felipe Guamán Poma de Ayala, Eloy Alfaro Híper Star.
Pi, es una mirada milimétrica, un artefacto de ingeniería acerca de dos artistas visuales que para mí son imprescindibles en el país: Guayasamín-Stornaiolo.
Creo que la crítica debería ponerle más atención a ese texto. Luego está Mischa, una suerte de monólogo postmoderno que disfruto mucho al leer.
B2 mi última obra editada en Perú, Cascahuesos, que extrema el lenguaje paradójicamente en el uso de metalenguajes y un adentramiento en un díptico sobre un mismo tema que compone una historia, complejidad, para generar un sentido luego del caos, el sentido es fundamental para mí, no escribo como autómata, mi conciencia guía mi escritura, “todo está fríamente calculado”.
¿Cómo se lleva la Ciencia Ficción con la Literatura Ecuatoriana?
Me gusta mucho el trabajo de Santiago Páez quien desde sus primeros textos Profundo en la galaxia, ha aportado al género en Crónicas del breve reino.
Luego está el trabajo de investigación que realiza Iván Rodrigo Mendizábal sobre el género per sé.
¿Qué criticas de la Literatura Ecuatoriana hoy?
La mediocridad de creer que un premio, nadie sabe cuál es el origen de o los mecanismos para que un autor sea premiado o no, sobre ese tema se puede escribir una novela, es el pívot para creerse un verdadero escritor de literatura nacional. La arrogancia de creerse superior a otro en lo literario y mucho más, de ni siquiera haber leído al otro y criticarlo .
La crítica abre puentes entre escritor y lector, para denostarlo o simplemente entorpecer su proceso de manera fortuita es una característica de nuestra literatura que se evidencia en los odios y egoísmos de las redes sociales por ejemplo.
La literatura nacional ha crecido mucho, véase Juan José Rodinás, Gaby Ruiz, Nancy Pilatuña y otros tantos que luchan diariamente por eso que no sabemos qué es pero se acerca a aquello sin lo cual no podemos vivir.
Empero, es necesario abrir los ojos, tener una actitud de lectura para el otro sin prejuicios.(AMD) (I)
Archivado en: Entrevistas, Teatro Tagged: Artur Rimbaud, Clonación, Gaby Ruiz, Iván Rodrigo Mendizábal, Juan José Rodinás, Luigi Stornaiolo, Mundos apocalípiticos, Nancy Pilatuña, Oswaldo Guayasamín, Paúl Puma, Paul Verlaine, Rodrigo García, Santiago Páez