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Microcambio. Ser un 1% mejor cada semana

Publicado el 22 octubre 2017 por Davidtorne @davidtorne

Microcambio. Ser un 1% mejor cada semana

La mejora de la eficacia personal se basa en una multitud de pequeños pasos hacia un gran hito. Mejorar el detalle, eliminar las fricciones, pulir las aristas en la forma de actuar son pequeños pasos. Hacerlo de forma continuada es crear un proceso de crecimiento.

Llevo años repitiéndome este párrafo como si de un mantra se tratara.

El nombre de micromejora o de cambio del 1% es sólo un bonito nombre para ilustrar el propósito de la técnica. Aportar sensación de control y confianza para realizar giros sustanciales en nuestra vida.

Te comento él porque me parece un buen camino pero sobre todo el cómo.

¿Qué me puede aportar un sistema de micromejora?

  • Pasar a la acción. Escoges algo que no va bien, algo pequeño y intentas solucionarlo. Tomas una decisión y actúas sin necesidad de grandes planificaciones ni razonamientos.
  • Estás a gusto con lo que haces y con lo que no haces. Al focalizar en un hito, aunque sea pequeño, creas la sensación de que estás haciendo algo para cambiar y que el resto de cosas que no van bien en tu vida no están desatendidas sino en estado de en espera.
  • Refuerzo emocional positivo. Con el tiempo, después de alcanzar un número de éxitos y de derrotas ganarás confianza y seguridad en tus capacidades. Desaparecerá la desagradable sensación de falta de control sobre tu vida.
  • Ayuda a persistir. Los microcambios requieren poco compromiso inicial. Son fáciles de asumir y alcanzar. Nos introduce en una dinámica ganadora donde cada vez que logras un hito quieres un poco más.
  • Sin miedo a la derrota. La amargura de la derrota es proporcional a la magnitud de lo que se quiere alcanzar. En caso de no alcanzar lo que persigues puedes deshacerte de la sensación de fracaso focalizando en un nuevo detalle a modificar.
  • No hay un gran dispendio de recursos invertidos en cada intento. Si no sale bien no habrás perdido grandes cantidades de tiempo y energía.
  • Facilita el ensayo y error. Si lo has intentado y no ha funcionado puedes probar cosas nuevas. Recoges el aprendizaje y lo planteas de distinto modo: Desde la acción a realizar hasta enfocarte en una nueva cuestión en el próximo intento.
  • Facilita la heurística. No sabes dónde te llevará tu viaje. Si durante el proceso surge una sorpresa inesperada que te hace cambiar de dirección o altera tus intereses la podrás aprovecharla sin dejar atrás un camino prefijado.
  • Facilita la mejora incremental. Puedes aumentar el grado de tu cambio. Profundizar en la mejora. De capturar todos tus asuntos una semana, a procesarlos 2 veces al día la siguiente.
  • Mejora continua. Facilita encadenar las pequeñas victorias conseguidas convirtiéndolo en un proceso continuo de crecimiento.

Vamos por pasos. ¿Qué debo hacer?

PRIMER PASO. Piensa que quieres cambiar. Empieza con algo común y ordinario, una parte de tu rutina. No quieras cambiarlo todo de golpe, delimita el aspecto del problema a resolver.

SEGUNDO PASO. Traduce el cambio en acción/es a realizar. Algo minúsculo, lo más pequeño posible para evitar la resistencia. Cuando lo logres ya pensarás en aumentar la apuesta.

TERCER PASO. Plantear el sprint. Define un ciclo,  un intervalo de tiempo breve para aplicar el nuevo hábito a tu rutina con ciertas garantías. Por ejemplo de una semana.

CUARTO PASO. Reflexiona. Cuando llegue el último día del ciclo revisa como ido tu aventura de bolsillo. ¿Has podido llevarlo a la práctica con regularidad? ¿Qué nivel de resistencia has encontrado? Alto, normal, bajo… ¿Has fallado alguna vez?

Si la resistencia es baja y se ha aplicado de forma regular puedes plantear el siguiente cambio o un aumento en la intensidad del cambio actual para el próximo ciclo.

Si va bien vuelve al primer paso, si fallas replantea el ciclo finalizado y repítelo

Como llevarlo a la práctica

¿Qué no va bien? ¿Qué quiero mejorar?

 Siempre hay algo que mejorar. Sintetiza en una frase. concreta:

“Procrastinar. Evito lo que tengo que hacer para cualquier tarea de menor importancia”

“Quiero dedicar tiempo a la lectura”

¿Cuál es la fricción que me impide alcanzarlo?

Si no lo has conseguido hasta ahora, o no lo has probado o hay algo que te lo impide. ¿Puedes identificar el problema?

“Siempre hay una tarea más sencilla o más agradable a realizar que la que tengo que hacer”

“No encuentro el momento en el que sentarme a leer”

¿Cuál es el cambio más pequeño que realizar para cambiar esta situación?

Tienes que dar un primer paso. Hacerlo de forma firme y fácil. Ejecuta el cambio más pequeño posible.

“Empezaré el día con identificando la tarea más exigente que haya en mi lista de asuntos pendientes y me redactaré un pequeño texto definiendo que tengo que hacer concretamente. Lo dividiré en pasos o acciones más sencillas”

“Dedicaré los 5 minutos después de comer a leer”

¿Cómo lo llevo a la práctica?

Durante la semana siguiente lleva a cabo sólo la acción que has definido para aplicar el microcambio.

Definir las acciones que componen esa tarea tan tediosa sólo quiere decir esto. Realizar este ejercicio cada mañana y ver qué pasa. Quizás te invita a empezar, te facilita su resolución o simplemente te darás cuenta de algo que te aporte más información de porqué demoras tu trabajo.

 Los 5 minutos de lectura son 5 minutos al día. Cada día. Los puedes alargar pero no sirve para compensar una sesión de lectura perdida.

¿Qué hago si fallo un día?

Simplemente vuelve a empezar. Al día siguiente vuelves a restablecer tu nuevo hábito sin remordimiento.

Si por lo que sea no puedes realizar la acción para aplicar el cambio retoma al día siguiente. Mantienes el compromiso

Si un día no puedes leer no pienses que mañana lo recuperarás. Mañana será un nuevo comienzo con 5 nuevos minutos de lectura.

Es importante persistir, mantener el compromiso.

¿Qué hago si no sale bien?

Lo más importante es no detenerse y insistir en buscar la mejora. Puedes optar por replantear el cambio o dejarlo de lado para retomarlo más adelante y elegir algo diferente a cambiar.

En el caso de replantearlo cambia de perspectiva:

“Procrastinar: En lugar de identificar y especificar la tarea que te preocupa elige un momento del día para empezarla y hazlo sin pensar”

“Encuentra otro momento en el que ubicar 5 minutos de lectura. Después de acostar a los niños o antes de irte a dormir”

¿Qué hago si sale bien? ¿Cuál es el siguiente paso?

Volver al principio. Elige una nueva acción, lo más pequeña posible para continuar desarrollando este cambio que has escogido. Por ejemplo:

“Comprometerte a realizar una de las acciones que has definido en la especificación de la tarea compleja que corre peligro de ser demorada”

“Aumentar de 5 minutos de lectura a 10”

Cuando empieces a aplicar este sistema lo más importante es la continuidad, acostumbrarte a vivir con el cambio y con la voluntad de mejora.

Confía en la intuición para escoger aquello que te apetece cambiar y define el primer paso a realizar. Puede parecer un juego y de hecho lo es :-)

Gracias a James Clear y a Leo Babauta por la inspiración

Photo by Hans-Peter Gauster on Unsplash


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