M.H. Lagarde.-- De la mano de sus patrocinadores de la mafia anticubana de Miami, los mercenarios cubanos Jorge García Pérez “Antúnez”, Berta Soler y Sara Fonseca, volvieron a protagonizar el pasado jueves una sesión de circo en el Congreso de Estados Unidos, la cual, según apunta un reporte de El Nuevo Herald, fue "mucho menos concurrida que las dos anteriores".
Y era de esperarse, si se tiene en cuenta que las mentiras de los asalariados cubanos solo se la creen aquellos quienes se las dictan. De todas formas, y para justificar el viaje, nuevamente los "opositores" volvieron, con su letanía increíble, a reclamar más bloqueo para Cuba.
Después de calificar como inapcetable el acuerdo entre los presidentes de Estados Unidos y Cuba para restablecer relaciones, el mercenario Antúnez pidió "al pueblo estadounidense y al Congreso que continuaran su apoyo a la sociedad civil opositora en la isla, manteniendo la ley Helms-Burton".
Por su parte la líder de las Damas de Blanco, otra defensora de mantener el bloqueo contra Cuba, aseveró que "el gobierno cubano “promueve la prostitución infantil en Cuba” “Si vamos a llamar empoderamiento a la prostitución de jóvenes..., esto no es lo que queremos para Cuba”, señaló la luchadora quien recientemente hizo alarde público de las verdaderas razones de su lucha.
En un altercado verbal con vecinos de su barriada, la pacifista Soler, mostró dos bolsas de leche como muestra del empoderamiento que le ofrece su relación con los sectores de la extrema derecha cubanoamericana de Miami.
Pero lo mejor de su intervención fue cuando se refirió a la política migratoria cubana. La líder de las Damas que, desde que dicha reforma fue aprobada ha pasado más tiempo sentada en un avión que con los pies en la tierra, afirmó que la misma era una "reformilla" porque "mientras Raúl Castro pueda seleccionar quién sale o entra en el país, no hay una verdadera reforma”.
Según su lógica, el gobierno cubano debe tenerla a ella en muy alta estima en lo que a permisos de viajes se refiere.
Vale señalar que en esta ocasión no solo se escucharon en el congreso los falsos lamentos de los mercenarios cubanos. A favor de las recientes medidas tomadas por Obama se pronunciaron los congresistas demócratas Karen Bass y David Cicilline quienes hicieron breves comentarios en apoyo a la nueva política de acercamiento hacia Cuba.
En la misma cuerda estuvo la intervención de Geoff Thale, el director del programa de Cuba de la Oficina de Washington para America Latina (WOLA por sus siglas en inglés), una ONG que “promueve los derechos humanos, la democracia y la justicia social” en América Latina, y aboga por la promoción de cambios a través de una política de relaciones más estrechas con Cuba.
Cada vez se escuchará menos el llanto de los corderos de la mafia de Miami. Sus mentiras en el Congreso de EEUU son los estertores de un sector de herederos de la dictadura de Batista que durante décadas se beneficiaron, y aún continúan beneficiándose, de la llamada industria anticastrista solventada por anteriores administraciones norteamericanas.
Sus voceros en la Isla jamás han contado con el mínimo apoyo popular y por lo visto nunca lo tendrán si para hablar de la "independencia" de Cuba usan como escenario nada menos que el Congreso de Estados Unidos. Los mercenarios cubanos y sus patrocinadores de Miami, ya a casi nadie le queda duda, padecen de microcefalia política.
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