– Marina Muñoz Cervera –
Se han encontrado microplásticos en el agua potable, envasada y en peces y crustáceos.
Vamos a revisar en esta entrada, el impacto de estos productos en nuestro sistema alimentario, teniendo en cuenta que podemos ingerirlos sin ser conscientes de su presencia.
Lamentablemente, la invasión del plástico en nuestras vidas está dejando secuelas en los ecosistemas, sobre todo marinos.
Pero ¿estamos realmente expuestos a sustancias que no se degradan y que ingerimos sin saberlo?
El plástico y los microplásticos.
Aunque todos sabemos qué es el plástico, vamos a profundizar un poco en su composición (1).
El término “plástico” se aplica a una variedad de materiales de polímeros, que se mezclan con diferentes aditivos, entre los cuáles se encuentran los siguientes:
– Antioxidantes.
– Plastificantes.
– Retardadores de llama.
– Estabilizadores de luz ultravioleta.
– Lubricantes.
– Colorantes.
Se fabrican con unos aditivos u otros, dependiendo del tipo producto de materia plástica que quiera obtenerse.
¿Qué son los microplásticos?
Se denominan microplásticos a partículas y fibras de plásticos, de distintos tamaños y colores, cuyo tamaño es inferior a 5 mm, y se incluyen dentro de este término a los “nanoplásticos” que miden menos de 0,1 µm.
Sirven como sustrato de contaminantes presentes en el agua y de organismos vivos, que los integran en su ecosistema.
¿De dónde salen los microplásticos que invaden los océanos?
Este tipo de partículas se clasifican en 2 grupos, según su procedencia:
1.- Primarios:
Se fabrican intencionadamente dentro de productos como polvos, exfoliantes, geles, entre otros artículos de cosmética.
2.- Secundarios:
Los microplásticos secundarios son la consecuencia de la degradación de plásticos más grandes, como bolsas, botellas, vasos, etc., así como materiales relacionados con la pesca y acuicultura.
Según datos de GESAMP, Grupo de Expertos en los aspectos científicos de la protección del medio ambiente marino (2015, 2016), publicados por la FAO en el año 2018, las concentraciones más elevadas de microplásticos se encuentran en el Pacífico, Golfo de Bengala y el Mar Mediterráneo (1).
¿Están presentes los microplásticos en nuestra cadena alimentaria?
Seguramente, todos hemos leído o escuchado noticias sobre la presencia de estos productos en el agua de bebida, tanto envasada como potable.
Sin embargo, dentro de nuestra cadena trófica no solo está el agua, también los peces, crustáceos y mariscos forman parte de los alimentos que consumimos todos los días.
Microplásticos en el agua potable y de bebida.
La OMS, en un comunicado de prensa emitido el 22 de agosto de 2019, nos indica que, según los conocimientos actuales, los niveles de microplásticos presente en el agua potable, no se muestran dañinos para la salud (2).
Sin embargo, este organismo insta a que se lleve a cabo una evaluación exhaustiva sobre la presencia de microplásticos en el medio ambiente y sus efectos sobre la salud humana.
Respecto al hallazgo de estos productos en el agua envasada, por el momento no existen evidencias de efectos nocivos para la salud humana (3).
Microplásticos en pescados, crustáceos y mariscos.
La fauna acuática incorpora estos productos en su organismo a través de su alimentación o su respiración.
Más de 220 especies marinas, excluyendo tortugas, aves y mamíferos, ingieren microplásticos en su ecosistema “natural”.
No obstante, solo se han encontrado estos productos en su intestino.
Los microplásticos más pequeños, de menos de 150 µm, podrían atravesar sus membranas celulares, sin embargo, hoy en día no se disponen de medios para detectarlos.
Según nos dice la FAO, si tenemos en cuenta que los microplásticos se encuentran principalmente en el intestino de los peces, mariscos y crustáceos, no es probable que los filetes de pescado y otros productos, que no incluyan intestino, estén contaminados.
Por lo tanto, la posibilidad de un mayor consumo de microplásticos está en la ingestión de pescados pequeños, crustáceos y moluscos que se comen enteros, intestino incluido.
No obstante, la FAO refiere que en un estudio llevado a cabo sobre la exposición humana de bivalvos, demostró que las cantidades de microplásticos ingeridas son bajas y que tendrían un efecto insignificante en cuanto a la exposición a estos contaminantes.
En conclusión, parece ser que, en el momento actual, la contaminación por microplásticos no supone un riesgo demostrado para la salud, a pesar de que están incluidos en nuestra cadena alimentaria.
A nivel mundial se están tomando medidas para reducir la invasión de los plásticos, y de nosotros depende la posibilidad de reciclar, como una medida fundamental, para prevenir una mayor cantidad de contaminantes plásticos en nuestra comida y bebida.
Fuentes:
(1) Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). “El estado de la pesca y de la acuicultura 2018. Cumplir los objetivos de desarrollo sostenible”. Roma. Licencia: CC BY-NC-SA 3-0 IGO.
ISBN: 978-92-5-130688-8.
(2) Organización Mundial de la Salud. OMS. “La OMS anima a investigar sobre los microplásticos y a reducir drásticamente la contaminación por plásticos”. Comunicado de prensa. Ginebra, 22 de agosto de 2019.
(3) Redacción National Geografic. “Detectan microplásticos en el 90% del agua embotellada”. 01 de julio de 2019.
Imagen:
https://media.lacapital.com.ar/adjuntos/203/imagenes/026/069/0026069327.jpg