La ocupación es un patrón que se repite en todas las organizaciones y en todas las posiciones, desde la alta dirección hasta el personal de base. Es una estrategia que utilizan algunas personas para aprovechar cualquier oportunidad de incrementar su base de poder.
También en su organización existen personas que pueden hacerlo. La oportunidad puede encontrarse en cualquier elemento donde resida el poder: la responsabilidad en torno a un proyecto, a una línea de producción, a un departamento, a un proceso o a una metodología. También está en el acceso a los recursos materiales, a los recursos financieros o a la información. En general, cualquier oportunidad es válida para crear un micropoder alrededor de ella.
La persona que tiene la propiedad de esos espacios puede beneficiarse del estatus y de los derechos que llevan asociados. Si lo hace pondrá en marcha estrategias de ocupación: acciones dirigidas a marcar el territorio, a mantener presencia física y a controlar el acceso a él. Así, permanecerá como un centinela cuyo comportamiento se concentra en estas tres estrategias.
Delimitar una posesión es la mejor forma de protegerla, pues la mantiene segura del resto de la organización. Por ello el centinela se asegurará de marcar el perímetro y de crear en la mente de los demás la percepción de propiedad en torno a su micropoder. En el juego es fundamental la presencia física, después de todo la propiedad está asociada a la capacidad de excluir por lo que el centinela creará una escenografía perfectamente diseñada para insistir en que se es el único canal de la organización que permite acceder a los valiosos recursos que gestiona. Finalmente, la ventaja del juego reside en la capacidad de controlar el acceso a la fuente del poder, un control que permitirá a su propietario poder anticipar o retrasar este acceso por parte de los demás, así como la potestad de rechazar las peticiones de acceso o de ofrecérselas a los demás como un privilegio exclusivo.
El juego de la ocupación es un juego de escasez. Se construye desde la creencia de que dos personas no pueden disfrutar de un recurso al mismo tiempo. Para ello se convierte un recurso compartido en un objeto de poder, con la intención de que su propietario pueda utilizar este poder para lograr sus metas personales a través de la manipulación de los demás. A su paso deja un rastro de ineficiencia, de recursos infrautilizados, de corrupción y de imperios construidos sobre la capacidad de acceder a unos recursos de forma privilegiada respecto a otras personas para los que están vetados.
Donde existen micropoderes no hay espacio para la cooperación, sólo para la existencia de centinelas, personas que compiten por monopolizar recursos comunes mediante una estrategia dirigida a crear escasez donde no la hay. Y es muy probable que esto esté sucediendo a su alrededor.
NOTAS
Puede encontrar más información sobre los juegos de escasez en Steiner. Respecto al juego de la ocupación, lo puede consultar en Simmons.