15-6-2011
Amanecía en la noche de mis recuerdos, tú me mirabas como si nadie te conociese mejor, el brillo de tus silencios ensombrecía el tiempo que pasamos entre versos y canciones. Aquellos insomnios compartidos. Ahora se mira todo desde otra perspectiva, la de la adolescencia perdida, mañanas estudiando la forma de escapar de la nada, noches descubriendo sabores imposibles, gritos ininteligibles en medio de una batalla frustrada, la de las vidas que no vivimos.
BLANCO, NEGRO, BLANCO, NEGRO. Blanco, negro, blanco, negro, el tic tac de un reloj que no se para. Gotas que caen lentamente sobre un lienzo inacabado, pintura etérea, el sonido de las palabras que no decimos. Gota a gota se va configurando un mapa de sentidos adormecidos, de emociones encontradas, de paisajes ajenos a la realidad. Blanco, negro, blanco, negro.