Revista Cultura y Ocio
Aquel psicópata narcisista había llamado al fotógrafo para que registrara ante el mundo su horrible crimen. Este tomó imágenes impactantes y crueles, de un sadismo inútil: ¡Ahí tienes tu Pulitzer!-le dijo. El fotógrafo abrió la cámara y tomó el carrete. Destapó el chasis; la cinta en espiral de los negativos recibió el baño purificador de la luz.
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