Necesitaba 61 palabras. Recorrió el dial esperando una noticia, la anécdota del día... Nada interesante. Entró en la cafetería y pidió un cortado. Empezó a escribir. No se jodería la progresión de microrrelatos por una laguna momentánea, pensó. Miró alrededor: a su lado un grupo de camareros madrugadores desayunaba enormes bocadillos de jamón. Nada especial. Contó las palabras que llevaba: 61.
Es un relato de Jesús Marcial Grande Gutiérrez