El guarismo 10 tenía un significado especial para el madridismo y hoy, en Lisboa, se jugaba la posibilidad de alcanzarlo. Pero el Real Madrid mascaba la derrota en los minutos finales. De pronto, como un aleteo de mariposa desencadenando una tormenta; la carambola del balón en la testa de un jugador metió el balón entre tres palos, el décimo trofeo llegó a las vitrinas del club, un portero se libró del veredicto de culpable, un entrenador renovó su puesto, un presidente salvó la cara... y miles de aficionados creyeron en la impostura de la victoria.
Jesús Marcial Grande Gutiérrez