El mono de trabajo.
Hoy ha sido un día especialmente duro. Tengo ganas de llegar a casa y sacarme la ropa de trabajo. Cuando la cuelgo, en el perchero que hay en la entrada, siento que me libero de toda la tensión de la jornada…
El peor momento, sin duda, el de ese niño que iba a cruzar con el semáforo en rojo, mientras la madre despistada parloteaba con una vecina…Ha costado desviarlo. Menos mal que una mariposa azul ha venido a ayudarme…
Sutil.
Cuando me has dicho que eligiera la puerta correcta al llegar, con esa voz tan profunda y tan seria… No sé. Me ha parecido un juego apasionante, incluso erótico. Seguir tus instrucciones al pie de la letra, vestirme con ese vestido concreto, ir a esa calle, entrar en ese edificio y buscar la puerta correcta…
Admito que me lo has puesto fácil.
El abrazo
Esa ola que te abraza y te gira, te desorienta, se mete por las orejas y los orificios de la nariz. Es la ola que te pilla debajo. Esa que no aciertas a torear, a la que te lanzas antes de tiempo o la que te sacude después.
Cierra la boca, aguanta la respiración…La ola te quiere abrazar.
Una pareja fogosa
He conocido a una pareja fogosa. Muy, muy picante…Los he visto en la cocina. Muy juntos…
Lo suyo, es un amor interracial, sin complejos. Que nadie opine de ese color tan diferente. ¿Y qué? A ellos, a los enamorados, les importa un par de pimientos…
Micro final : Adiós! ; – )