Revista Cine

Midnight in Paris era una Fiesta

Publicado el 05 agosto 2011 por Cinehólico
Midnight in Paris era una FiestaLa materialización de los sueños del exitoso guionista hollywoodense y aspirante a escritor Gil Pender (Owen Wilson) mientras recorre la ciudad luz a la medianoche, es el tema de esta hedonista película (2011) del genio cada más lúdico y comercial en que se ha transformado Woody Allen en su última etapa como realizador.
La oportunidad sin precedentes de un escritor inédito, que busca encontrarle sentido a su vida mientras viaja de vacaciones a la ciudad luz con su frívola prometida (Rachel McAdams), logra con una sencilla y creíble premisa tan común en este director que saca siempre el as bajo la manga para dejarnos impávidos ante su natural genialidad, transportar en el tiempo a su protagonista para tener la oportunidad de codearse con los grandes creadores y artistas del París de los años 20´s en donde emergieron las más grandes e icónicas figuras del arte en todas sus manifestaciones: literatura, pintura, música y cine.
El privilegio de vivenciar “París era una fiesta” escrita por Ernest Hemingway hace que el letargo en que vive el protagonista explote hacia nuevas posibilidades en las que irá descubriendo cuan tan alejado está de la verdadera vida y de quienes deben acompañarle, mientras en el viaje cree descubrir el verdadero amor en la figura de la musa femenina que inspira, seduce y apasiona a todo artista, Adriana (Marion Cotillard).
Las versiones de los genios que salen de su cabeza son divertidas, entrañables y hasta imposibles y uno va sorprendiéndose de la mano con el protagonista ante la aparición una tras otra de: Scott y Zelda Fitzgerald, Cole y Linda Porter, Ernest Hemingway, Pablo Picasso, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin, Paul Cezanne, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Luis Buñuel, T.S. Elliot, Gertrude Stein (Kathy Bates) quien además critica su novela inconclusa y Djuna Barnes.
El sarcasmo característico del universo Alleniano florece también en este ensoñador film al resaltar la paradoja de la humanidad de magnificar el pasado como camino para evitar la dura realidad que en este caso está poblada de seres mezquinos y pedantes como los suegros de Gil y el amigo de su prometida, un Michael Sheen detestable.
Para resaltar el afiche priomocional en el que se mezcla en el cielo "la Noche Estrellada" de Vincent Van Gogh con la terrenal y mítica París en la que camina Owen Wilson.
Woody Allen sigue por siempre hedonista, epicúreo y juguetón y déjanos más regalos como este que perdurará sin duda en el tiempo. Un prologo inolvidable en un paseo por la ciudad luz hasta que cae la lluvia y luego la medianoche… PARA RECORDAR.

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