Revista En Femenino

Miedo a hacer daño a mis hijos – Fobia de impulsión

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

El otro día en Instagram stories hablé sobre un tema que es tabú porque nunca antes había visto a nadie hablar de ello; sin embargo, recibí muchos mensajes dándome las gracias por ponerle nombre a algo que nos pasa a casi todos.

Sí, tengo miedo a hacer daño a mis hijos.

¿Por qué lo conté por Instagram?

Todo vino a raíz de que Liam se me cayó al intentar ponerlo en la mochila de la espalda. Normalmente siempre me pongo al lado del sofá para tener ese seguro y alguna vez me lo he colgado en cualquier sitio, confiada.

Por suerte, el otro día me puse en el sofá y cuando se echó hacia atrás (tenía demasiado sueño y estaba súper inquieto), cayó sobre el sofá. Yo me asusté un montón y hasta pegué un grito. Cuando me giré, ahí estaba él tan pancho, riéndose. Pero entonces empecé a darle vueltas al coco.

¿Y si hubiese decidido colgármelo a la espalda en la cocina sin tener ningún seguro detrás? ¿Y si se cae al suelo por mi culpa y se da un golpe en la cabeza?

Y si, y si…

Entonces me di cuenta de que estaba teniendo una fobia de impulsión y decidí compartirlo con mis seguidoras porque seguro que le sería de ayuda a más de una. Y vaya si lo fue.

¿Qué es la fobia de impulsión?

Una fobia es un miedo intenso a algo que es muy poco probable que ocurra. Y por otro lado, el miedo es una de las emociones más primitivas que nos ayuda en la supervivencia.

Dicho esto, la fobia de impulsión es el miedo a hacer daño a tus hijos, a otras personas o a uno mismo a raíz de una serie de pensamientos muy desagradables. El miedo más que de hacerlo, es de que nuestro cuerpo y mente pierdan el control y ejecuten eso que estamos pensando. Nos da miedo perder el control.

Suele ocurrir en épocas de mayor ansiedad y preocupación, y eso amiga mía, se traduce en maternidad.

Llevo experimentándolo mucho tiempo, incluso antes de ser madre; y como soy así, lo comenté en mi grupo de mamis de Whatsapp, resultando ser que les pasaba a todas e incluso una de ellas sabía el nombre.

No estás loca ni eres mala persona

Porque esto es lo primero que se te ocurre cuando tienes uno de estos pensamientos, pero resulta que son normales. Es más, voy a contarte qué tipo de pensamientos he experimentado yo en diferentes momentos de mi vida para que te hagas una idea:

  • Cuando tenía 8 o 9 años vi un eclipse de sol en casa de una amiga; salimos al balcón y me flipó verlo. En mi diario aquel día escribí que “me dieron ganas de tirarme por el balcón”. No me preguntes por qué pensé aquello pero sí que recuerdo cogerme fuerte a la barandilla del balcón por si acaso a mi cuerpo le daba por saltar.
  • De adolescente me pelee con mis amigas y me imaginé tirando a una de ellas por el barranco de mi pueblo. Me asustó tanto ese pensamiento que lo conté y me llevaron al psicólogo del instituto. Me acompañó mi profesor de biología que, después de explicar lo que sentía dijo que él también imaginaba que le hacía daño a los alumnos. Me quedé KO y el psicólogo más, pero nadie nombró que eso eran más fobias de impulsión. Ahora lo veo.
  • Cuando maridín y yo adoptamos a Cloe, empecé a imaginar que le pasaban cosas a ella. Sobre todo después de que un perro la mordiese y se quedase ingresada una noche para ver la gravedad del asunto. Desde entonces, muchas veces imagino que nos cruzamos con un perro que la engancha y la mata.
  • Y desde que soy madre… infinitas movidas. La primera vez que me pasó y que me asusté mucho, ya la he contado y es que iba a cruzar una avenida grande con el carro de un Bichito muy bebé. Imaginé que se me soltaba el carro de las manos y que un coche lo atropellaba. Tan horrible fue que estuve un tiempo poniendo el freno del carro antes de cruzar cualquier calle.

La maternidad en la que dejé de dormir y mi responsabilidad aumentó considerablemente es la que desató muchas más fobias de impulsión que se ven acrecentadas cuando veo noticias con niños involucrados.

Un padre que mata a sus hijos, una madre que le da una paliza a un bebé recién nacido o cualquier otra barbaridad. Y accidentes, como el de las uvas esta nochevieja, el atropello en la cabalgata de Reyes el año pasado o el niño que se cayó en el pozo y aún no se sabe nada de él.

Todo eso hace que imagine a mis hijos en esa situación provocándome mucha angustia y buscando protegerlos aún más. ¿Yo sería capaz de darle una paliza a mis bebés? ¿Y si descuido a Bichito y le pasa algo por mi culpa? En esta cabalgata de Reyes no solté a Bichito de la mano a pesar de que iba porteando e íbamos los dos a recoger los caramelos; me agachaba con él.

Cómo afrontar las fobias de impulsión

Imagino que como en todo, habrá grados; y el mejor tratamiento lo debe prescribir un profesional.

En mi caso, que he aprendido a detectar lo que son, lo que hago es dejar pasar ese pensamiento sin juzgarme y sin obsesionarme.

Alguna vez sí que aumento mi estado de alerta y me vuelvo demasiado protectora. Ayer mismo a Bichito le dio una pataleta antes de cruzar la calle y pensé que le iba a atropellar un coche. Lo que hice fue abrazarle y así calmar mi ansiedad de que algo malo le iba a pasar. Intenté no darle demasiada importancia y el pensamiento junto con la sensación desagradable pasó.

Si en cambio estos pensamientos afectan tu día a día de forma que no puedes hacer nada porque te da miedo perder el control, entonces deberías ver a un especialista. No porque estés loca, sino para que te ayude a manejar la situación y a entender lo que te pasa.

Y tú, ¿tienes fobias de impulsión? ¿Tienes miedo de perder el control y hacer algo horrible aunque creas que eres incapaz de hacer algo así? ¿Te cuesta reconocerlo?

P.D.: De todos los mensajes que recibí por Instagram detecté en muchos un tono que se podría interpretar como “qué dices? yo no pienso esas cosas, quiero mucho a mis hijos”. ¡Ojo! No se trata de juzgar ni de querer más o menos a tus hijos. Damos por hecho en esta comunidad que si somos madres es porque queremos a nuestros hijos y queremos lo mejor para ellos, así que estoy tratando este tema dentro de la normalidad que además he comentado con algún psiquiatra que me ha confirmado que es TOTALMENTE NORMAL. Así que, puedes contar lo que tu creas necesario si eso te va a ayudar a desahogarte.


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