A raíz del vídeo que publiqué ayer, me he dado cuenta de que no os he contado algo que me ha estado pasando durante estos 3 primeros meses de maternidad y que a mi parecer, es bastante importante.
Desde que nació Bichito, y supongo como a cualquier madre (que no sea seguidora de Estivill, claro), escuchar el llanto de un bebé me resulta incómodo. Y si es el llanto de mi propio bebé, es totalmente inaguantable.
La primera vez que salí a la calle con Bichito, maridín venía conmigo. Íbamos a la revisión de la primera semana y se echó a llorar en el carro, a principios de Enero. Sacarlo de ahí era algo inviable. Recuerdo que sentí una angustia horrible en el pecho. Necesitaba coger a mi bebé en brazos, darle mimitos, besitos y decirle que yo estaba ahí, que no se preocupase. Pero era eso y una gripe o aguantar hasta llegar al CAP.
Esa primera vez, y el resto, aunque Bichito se haya puesto a llorar en el carro, siempre iba acompañada, y aunque no lo parezca, es una gran ayuda. El hecho de poder comentar la situación ya es un gran paso para poder seguir adelante, y airosa, de las miradas de los demás.
Alguna vez también he salido sola, pero ha sido cerca de casa, por lo que si se ha puesto a llorar, en menos de 5 minutos ya estaba en casa. Esto yendo en el carro.
Tuve que ir a hacer unos recados un día, cogiendo el bus yo sola. Aunque mis suegros se ofrecieron a acompañarme, les dije que no, que prefería enfrentarme a ello yo sola. Dado que el carro es nuestro enemigo, puse a Bichito en el fular y, parte del camino despierto, y otra parte dormido, lo lleve ahí puesto durante 3 horas sin enterarme de él. Eso sí, mi espalda luego se quejaba, y en la vuelta a casa, tuve que sacarlo del fular y todo del cabreo que pilló. La gente del bus tenía opiniones de todo tipo “es que no va cómodo ahí dentro”, “pobrecito, tiene hambre”.
Todo el bus mirándome.
En mi visita al centro comercial el otro día, me planteé llevarlo en el fular o en la mochila directamente, pero pensé “como se cabreé y tenga que llevarlo en brazos, ¿como leches llevo las bolsas?”. Y de ahí que decidiera llevarme el carro. Trasto grande donde los haya.
No soy fan de “dejar llorar” a mi niño. No me gusta. No lo soporto. Supongo que esto se me irá pasando con el tiempo o no, no sé. Pero si llora tengo la necesidad de atenderle, porque al fin y al cabo, solo es un bebé y necesita a su mamá.
Así que, esa es mi situación. Cada vez que tengo que salir de casa, tengo que respirar profundamente, aunque ahora que se acerca el buen tiempo, ya no me da tanto miedo, pues si tengo que sacarle del carro y sentarme en un banquito, lo hago.
El lunes tengo visita en el hospital para mis resultados de la diabetes, y por la tarde, el peque tiene vacuna, por lo que saldremos de casa dos veces. ¿Lo superaré?
¿A alguien más le pasa esto que cuento, o soy una paranoica exagerada?