Revista Salud y Bienestar

Miedo al 'gerencialismo'

Por Carlos

La actual gestión organizacional que llamamos “gerencialismo” provoca desconfianza y miedo, tanto por su habitual comportamiento como por la diferencia del concepto para el profesional y el gestor.

La eficiencia clínica, una de las bases del profesional, en ocasiones choca frontalmente con la eficiencia económica del directivo. Ambas tienen en común la conducta eficiente, pero nos olvidamos de algo sumamente importante, las estructuras directivas, gerentes incluidos, deben de tener como principal misión FACILITAR el trabajo del profesional con su paciente, o lo que es lo mismo, trabajar para garantizar que esa relación llegue a buen puerto.

MIEDO AL “GERENCIALISMO”

El sentimiento de “fiscalización” del trabajo, la falta real de autonomía de gestión en centros de salud y servicios hospitalarios, los objetivos no siempre compartidos y la falta de flexibilidad en aspectos considerados como básicos, no ayudan a la hora de entender el funcionamiento del sistema, por no hablar de la “variabilidad gestora” en función de capacidades y opciones políticas.

La transformacion del paciente en cliente, no es sino el reconocimiento de los derechos del usuario frente a la actitud paternalista clásica del profesional y la propia organización.

El usuario tiene derecho a pensar y confiar en que el profesional utiliza su capacidad y conocimiento para plantear la alternativa mas eficiente para el proceso.

No se trata de creer que “el cliente siempre tiene la razón” ni de pensar que la actuación profesional debe estar supeditada a los “caprichos” del usuario, ni que son intereses bastardos los que mueven al médico en sus decisiones. Se trata mas bien de lo contrario, es el profesional apoyado por sus superiores jerárquicos, quien tiene la obligación de establecer el diagnóstico, tratamiento y mantenimiento de la salud en su caso, dentro de lls criterios considerados como eficientes.

El profesional debe de perder el miedo a que se evalúe su actuación, debe pedir con insistencia la formación adecuada y actualizada en el desarrollo de su función y los recursos necesarios para llevar a cabo su labor.

La estructura jerárquica, lejos de ser una mera trasmisora de órdenes, debe velar por la defensa de la autonomía profesional controlando e informando sobre la variabilidad clínica, debe de apoyar y facilitar la realización de procesos, asegurando la microgestión, esto es la gestión clínica, como única herramienta factible en un sistema cuyos profesionales poseen una alta especialización y cualificación y debe entender que la macro y la mesogestión sin la actuación convencida del profesional no son viables y debe interiorizar que contraponer gestión y clínica no nos lleva mas que a desmotivar a los verdaderos artífices del sistema que son los porefesionales..

La gestión es el arte de utilizar los recursos, obteniendo el máximo beneficio, entendiendo como beneficio la consecución de los resultados esperados en salud a un coste que la sociedad pueda soportar, alejandose en la medida de lo posible de concepciones economicistas “cortoplacistas” o réditos electorales, personales o de partido.

Como guinda me atrevo a escribir que es necesario replantear la adecuación de los mandos en función de sus capacidades, méritos, competencias y habilidades y no de su proximidad ideológica al partido gobernante, y esto desde el ministro al jefe de celadores, dicho sea con el máximo respeto a ambos.


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