Cuando nos convertimos en mamá y papá adoptamos una serie de cambios y prácticas que vienen incluidas en el paquete sin previo aviso y sin manual de instrucciones. Una de ellas son los miedos. A partir de ese hermoso momento en que nos enteramos que un nuevo ser se está gestando pareciera que una catarata de miedos se apoderara de nosotros. Es algo inevitable y con lo que, simplemente, hay que aprender a convivir. Lo bueno (o por lo menos, lo diferente con otros cambios y prácticas que llegan) es que existen dos tipos de miedos (y uno de ellos podemos “solucionarlo”).
Al primero podemos llamarlo miedo estructural. Es como un miedo contextual: desde que nacen nuestros hijos vamos a tener miedo de que algo malo les pase. Es un miedo que no se va nunca y que cada uno, a su ritmo y a su manera, deberá aprender a manejar. Esto no es un invento mío. Lo dice mi mamá, que no se queda tranquila hasta que escucha la llave de casa y mi hermano (de 30 años) llega sano y salvo, y lo dicen los psicólogos que saben (o estudian el tema). Así que con este miedo no vamos a hacer nada, solo dejarlo ahí, lo más aplacado posible e intentando que no se presente en nuestros pensamientos. Pero hay otros miedos que, si bien se relacionan con el anterior (nunca queremos que les pase nada malo de ningún tipo) son más puntuales, son miedos coyunturales. Estos miedos se presentan en ciertas situaciones. Una de ellas es en los Viajes con niños.
Hicimos una breve encuesta en un grupo de Facebook y entre amigos y llegamos a la conclusión de que los miedos al momento de planificar un viaje con niños suelen girar siempre en torno a dos o tres cuestiones:
- Los viajes largos en vehículos.
- La salud.
- La comida.
- Y un extra: el pis.
Estas cuestiones (o miedos) aparecen tanto en viajes cortos como en largos. A lo mejor, algunos se intensifican más según el destino. Por ejemplo, si viajamos a un lugar donde hace mucho calor o donde existen mayores posibilidades de contraer ciertas enfermedades es lógico que aumenten. Pero como son miedos más coyunturales podemos intentar superarlos o aplicar algunas ideas para que no nos afecten tanto. Les compartimos lo que fuimos aprendiendo y recopilando de amigos. Todas sus ideas son bienvenidas en los comentarios, así quedan para que las puedan leer futuros papás y mamás.
¿QUÉ HÉACEMOS EN LOS VIAJES LARGOS?
Si el tramo es largo, tanto si viajan en avión, en bus, en tren o en un vehículo particular, los chicos, inevitablemente, tendrán algún momento en el que se aburrirán o no querrán estar más tiempo sentados. Claro que, como siempre decimos, algunos bebés/niños son más inquietos que otros, pero en general, es uno de los miedos más comunes: ¿cómo hago para entretenerlo y que aguante el viaje largo?
El primer consejo es tratar de evitar que llegue ese momento. Para eso, primero debemos asegurarnos de que estén bien comidos y dormidos. Muchas veces, los ataques de llanto o aburrimiento son, simplemente, porque tienen hambre o sueño. Al igual que los adultos, se ponen fastidiosos en esas situaciones. Nosotros podemos controlarlo (casi siempre), pero ellos no. Por eso, siempre tengan a mano algo para tomar y algo para comer que sepan que a ellos les guste (para innovar, dejamos otro momento).
Yo sigo llevando desde el primer viaje de Tahiel lo que llamo la “cajita mágica”, que no es ni más ni menos que un recipiente con compartimentos en los que pongo cositas que sé que le gustan. No solo lo entretiene, sino que lo alimenta. Es bueno para ganar tiempo y poder llegar, por ejemplo, a una estación de servicio en la ruta o a la siguiente parada de bus/tren o al horario de la comida en el avión. Es más, esta cajita la uso también en Buenos Aires cuando tenemos que hacer viajes en colectivo o subte.
Si viajan en avión en un tramo largo, les recomiendo leer los Consejos para viajar en avión en bebés y niños pequeños. Pero por sino tienen ganas de leer mucho, les dejo un resumen para el tema entretenimiento.
- llevarles comida y bebida (para no depender del horario del servicio en el avión y para las escalas, si las hubiera).
- Tratar de viajar de noche para que duerman varias horas.
- Llevarles algún juguete/libro que conozcan y otro nuevos.
- Buscar nuevos juegos en el propio vehículo. Por ejemplo, Tahiel se pasó largos minutos jugando con el control de la pantalla del avión.
Si viajan en auto
- llevarles comida y bebida (aunque pueden parar cuando quieran).
- Llevar la música que escuchan y cantar con ellos.
- Si ya son más granes proponerles juegos. Pueden consultar en los juegos viajeros que les compartimos.
- Parar cada dos horas. Esto es bueno también para los grandes. Las vacaciones ya empezaron cuando salieron de casa así que es bueno tomarse el viaje como parte del disfrute. Pueden hacer un picnic en el camino.
- También pueden colocar en los respaldos de los asientos de adelante del auto los porta objetos para auto y “personalizarlos” para ellos. En cada uno de los espacios pueden colocar cosas de ellos, nuevas y viejas, para que vayan usándolas durante el viaje. También hay unas mesas para viajar en auto donde pueden dibujar y pintar.
Si viajan en bus Los viajes largos en bus son, en general, los más aburridos para los niños. En nuestra experiencia siempre fueron los más complicados y muchas veces tuvimos que recurrir, más de lo que nos hubiera gustado, a la pantalla con algún dibujito.
- llevarles comida y bebida, porque las paradas suelen ser pocas y no siempre se puede bajar a comprar algo.
- Tratar de viajar de noche solo por el tema del sueño.
- Llevarles algún juguete/libro que conozcan y otro nuevos.
- Implementar algún juego viajero, pero sin molestar a los vecinos de asiento.
Si viajan en tren Les recomendamos visitar nuestra guía de viaje en tren por Europa y tener en cuenta los mismos ítems que en los casos anteriores. Lo bueno de los trenes con “mesita” es que allí podremos jugar, dibujar y pintar.
En todos los casos, dejar el celular o la Tablet con videos o dibujitos para el momento de mayor necesidad. Ese que cada padre/madre conoce bien.
LA SALUD ¿Y si se enferma en el viaje?
Una de las cuestiones que más nos consultan sobre viajar con niños es el tema de la salud. Siempre recomendamos visitar al pediatra antes de ir a algún destino, aunque sea cercano y por poco tiempo. Él o ella los va a saber orientar en estas cuestiones. Además, si el destino es en el exterior les recomendamos concurrir al departamento de Medicina del Viajero del hospital más cercano que tengan. Algunas prepagas médicas también tienen. En Buenos Aires, el más recomendado es el del hospital Muñiz.
Además, si tienen una cobertura médica en su ciudad, seguro que se extiende al resto de su país, sino, les recomendamos contratar un seguro médico o, mejor, un seguro del viajero, que incluye más cosas. Siempre lleven el botiquín con aquellas cosas que le darían en su ciudad ante los típicos problemas de fiebre, dolor de oído, de garganta, etcétera. Y, siempre, recuerden llamar al médico ante algún síntoma. Y actuar como si estuvieran en sus casas. El instinto no falla.
Muchos nos dicen que no se animan a ir a destinos “poco comunes” por el tema de la salud, la higiene y ciertas enfermedades. Con respecto a esto, hay dos cosas a tener en cuenta. En general, cuando uno viaja a esos lugares donde más se “teme” ir se piensa que todo el destino tiene ese problema y no siempre es así. Por ejemplo, si uno viaja a la Argentina, en muchas partes del país hay dengue, pero no en todas. Por lo que desestimar un viaje a la Argentina por eso no estaría del todo justificado. Lo mismo pasa con la malaria en algunos países africanos o asiáticos. En general, hay regiones más afectadas, por las que se puede averiguar bien antes de ir en Medicina del Viajero.
Por otro lado, uno va a tomar las medidas necesarias según el destino. Por ejemplo, si viajan a una zona con malaria, harán las consultas necesarias al médico y tomarán la profilaxis correspondiente. Para cuidarse de los mosquitos, además, pueden ponerle a los niños mangas largas, sombrero, repelente y crema para el sol (se aconseja el repelente sobre la crema porque forma como una capa). Si viajan a una playa del Caribe o del Sudeste Asiático o hasta de Brasil, hay que consultar sobre posibles virus que anden dando vueltas para prevenir. Por ejemplo, en los últimos años se recomienda la vacuna de fiebre amarilla para ir a Brasil. En la foto, el día que Tahiel se dio la vacuna de fiebre amarilla para ir a Brasil.
¡Tahiel ya tiene la vacuna para nuestro próximo destino! #fiebreamarilla Info práctica: en Sanidad de Frontera se aplica de lunes a viernes de 10 a 15. En el Hospital Muñiz, solo martes y viernes de 13 a 15 (60 números). Si están pensando en viajar en unos meses aprovechen ahora que hay menos gente. La vacuna dura de por vida y no tiene efectos adversos. Estamos preparando un súper post con la entrevista que le hicimos hace unos meses a la jefa de medicina al viajero del hospital Muñiz. Nos dio datos muy interesantes para difundir. Sobre todo para los viajes en familia. Pronto llega! #viajarconniños #viajarenfamilia #travelfamily #travelwithkids #vacunas #salud #viajes #felicidad #travelblog #mamablogger #tahielviajero
Una publicación compartida de Magia en el Camino (@magiaenelcamino) el May 9, 2017 at 1:19 PDT
LA ALIMENTACIÓN
Con respecto a la alimentación, les recomiendo leer la Guía para viajar con bebés y niños pequeños: alimentación donde escribimos sobre el tema y mostramos fotos de las distintas etapas por las que pasó Tahiel. Pero igual, a continuación, les hago un mini resumen.
- los bebés o niños siguen siendo los mismos aunque estemos de viaje, entonces no deberíamos cambiarles (dentro de lo posible) su alimentación ni su rutina (si es que la tienen) con respecto a la comida.
- en todos los países del mundo hay chicos y los chicos comen. Por eso, si son bebés y todavía andan con la leche y las papillas, en casi todas las cadenas de supermercado es posible encontrar góndolas con los mismos tipos de yogures, purés de fruta, sopas, cereales y preparados como los que podemos comprar en los comercios de nuestro barrio. A lo sumo no vamos a entender lo que dicen las etiquetas, pero son fácilmente reconocibles por los dibujos y tipografías. Y, si ya son más grandes o son bebés pero comen de todo, seguro que van a poder comer lo que comen los niños del lugar. Puede ser que, en determinados destinos, haya cosa muy diferentes a las que están acostumbrados, pero puede ser un buen momento para probar cosas nuevas. Y, sino quieren, siempre encontrarán frutas, pizza, verduras y arroz. Hambre no van a tener.
- Al viajar con niños pequeños o bebés, puede ser que el tema de la comida en un viaje requiera más organización, pero solo es eso: organizarse para siempre tener algo que darle o para estar en un lugar donde pueda comer algo cuando sea el momento.
Cuando son más grandes, hasta deciden lo que quieren comer…
Acá era un “pulga” comiendo wafles en Bruselas…
EL PIS
¡Con esto los sorprendí! Es que un amigo nos comentó que entre sus miedos a la hora de viajar con su hija estaba el de si iba a encontrar siempre un lugar donde pudiera “llevarla al baño”, ya que estaba en esa etapa donde recién dejaba los pañales.
“¿Encontraremos siempre un baño cerca (sea real o “natural”)? ¿Cuando quiera hacer en medio del vuelo y no dejen pararse porque estamos despegando o hay turbulencia? (Ahora puedo agregar: cuando haya una cola de 6 personas para ir al único baño para la clase económica en el avioncito? Y doy la respuesta: discutí fuerte con la azafata porque no me dejó llevarla al baño de business que estaba vacío, y quiso convencer a los de la fila que dejen pasar primero a mi hija, pero claro… varios de los otros estaban también con chicos, así que ni yo quise eso! Por suerte, aguantó bien, y un par de adultos insistieron hasta convencerme de que pasemos primeros..)”.
Creo que no tengo una respuesta para este miedo, salvo encomendarnos a quien sea para que aguante en esos momentos o recurrir a la buena voluntad de los demás. Igualmente, pienso que si se hubiera hecho pis en el pasillo del avión nadie debería haber dicho ningún comentario. La azafata debería haber limpiado y ustedes, con mucha paciencia (e, imagino, algo de bronca por la situación) dedicarse a cambiar a la nena. ¡Menos mal que todo terminó bien!En esta etapa de “dejar los pañales” siempre hay que llevar mudas de ropa a mano.
Ante este “miedo” recordé que cuando hicimos el primer viaje largo con Tahiel durante 7 meses por Europa, todavía usaba pañales y algunas noches (casi todas) esos pañales no aguantaban, por eso, tenía miedo de que ensuciara las camas. Una cosa era en los hoteles, donde suelen lavar las sábanas todos los días y donde pueden prever estos accidentes y otra cosa era en las casas de familias. Y la mayor parte del viajeros alojamos en casas de familias. Entonces, para evitar esto, llevé un naylon que colocaba entre la sábana y el colchón. Sobre todo cuando le armábamos una camita al lado de la nuestra.
Más allá de estos miedos o de otros que nos pueden compartir, creemos que viajar con niños es una de las mejores actividades que podemos hacer. Y por eso les compartimos y los invitamos a leer 7 motivos por los que es bueno viajar en familia.
Los invitamos a dejar sus comentarios sobre esos “miedos” antes de las vacaciones en familia y cómo los “superaron”.
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Guía para viajar con bebés y niños pequeños II: ALIMENTACIÓN y ALOJAMIENTO.
Guía para viajar con bebés y niños pequeños III: SALUD, HIGIENE, ENTRETENIMIENTO
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