Revista 100% Verde

Miedos en el siglo pasado sobre el uso de la electricidad

Por Soloelectronicos @soloelectronico

¿El siglo XIX fue una época de gran innovación tecnológica que transformó la sociedad y sentó las bases para el desarrollo futuro. La llegada de la electricidad y otras innovaciones tecnológicas durante la Revolución Industrial y el siglo XIX ciertamente generó una mezcla de entusiasmo y temor. Aunque no hubo un movimiento organizado de "anti-electricidad", muchas personas tenían preocupaciones legítimas sobre la seguridad y el impacto en sus vidas.

Por ejemplo, cuando la electricidad comenzó a popularizarse en los hogares y ciudades, algunas personas expresaron preocupaciones sobre la seguridad, incluyendo el miedo a incendios y electrocuciones, dado que las instalaciones eléctricas tempranas no siempre eran seguras. Además, algunos trabajadores que se veían desplazados por nuevas tecnologías podían sentirse amenazados por estos cambios, aunque no necesariamente por la electricidad en sí, sino por la mecanización y automatización que esta facilitaba.

Algunos de los temores más comunes incluían:

  • Seguridad: Miedo a incendios y electrocuciones debido a instalaciones eléctricas tempranas que no siempre eran seguras.
  • Pérdida de empleos: La mecanización y automatización facilitadas por la electricidad amenazaban ciertos trabajos tradicionales.
  • Cambio de estilos de vida: La transición a nuevas tecnologías podía ser desconcertante y generar resistencia al cambio.

Es interesante ver cómo, a lo largo de la historia, la introducción de nuevas tecnologías siempre ha venido acompañada de una mezcla de esperanza y preocupación.

La luz eléctrica transformó la sociedad occidental a finales del siglo XIX y principios del XX, pero su adopción en Europa también o en el resto del mundo fue lenta debido al miedo de la población. Mientras que en otros países la electricidad fue recibida con entusiasmo, por ejemplo en el Reino Unido hubo una fuerte resistencia, en parte debido a campañas de miedo promovidas por las empresas de gas, que temían perder su negocio. Además de las preocupaciones estéticas, como las mencionadas por Alice Gordon en su libro "Electricidad decorativa", el miedo a la electrocución también jugó un papel importante. Incluso el presidente estadounidense Benjamin Harrison tenía miedo de tocar los interruptores en la Casa Blanca.

En Gran Bretaña, el miedo fue más intenso y duradero, especialmente entre las empleadas del hogar, quienes temían explosiones y accidentes. Las empresas de gas británicas exageraron los riesgos de la electricidad para proteger su negocio, lo que resultó en una adopción más lenta de la nueva tecnología. En contraste, en España, las empresas de gas eventualmente se convirtieron en proveedores de electricidad, facilitando una transición más rápida.En resumen pues , el gas actuaba como un obstáculo para la adopción de la electricidad, ya que los usuarios que ya tenían gas eran reacios a cambiar. Sin embargo, aquellos que no tenían gas optaban por la electricidad. En Girona, pueblos pequeños como Darnius y L'Escala tuvieron electricidad en 1895, mientras que en Figueres, una localidad más grande, llegó dos años después.

Las preocupaciones de los británicos sobre la electricidad se transmitieron de generación en generación hasta que las generaciones más reticentes desaparecieron. Finalmente, la lámpara eléctrica demostró ser menos peligrosa que las formas de iluminación anteriores. Además a la iluminación eléctrica se le sumó un sinfín de electrodomésticos ( como por ejemplo vemos en la imagen la aspiradora o la plancha eléctrica) , que hoy en dia disfrutamos y que si ellos sin duda la vida seria mucho mas difícil.

La guerra de las corrientes

Si nos resulta extraño hablar de un movimiento contra el uso de la electricidad, aun mas cruel fue la guerra que también se desato sobre los sistemas de distribución. En efecto la "Guerra de las Corrientes" fue una intensa disputa a finales del siglo XIX entre dos sistemas de transmisión de energía eléctrica: la corriente continua (CC) y la corriente alterna (CA). Los principales protagonistas de esta rivalidad fueron Thomas Edison, quien defendía la corriente continua, y Nikola Tesla, quien apoyaba la corriente alterna, financiado por George Westinghouse.

Edison, ya un inventor de renombre, había establecido la primera empresa eléctrica basada en la corriente continua en 1882. Sin embargo, la corriente continua tenía limitaciones significativas, especialmente en la transmisión de electricidad a largas distancias especialmente por la gran sección de los conductores necesaria. Por otro lado, Tesla y Westinghouse promovieron la corriente alterna, que podía ser transportada de manera más eficiente y con menos pérdida de energía.

Con el único propósito de desprestigiar a Tesla y su corriente alterna, Thomas Alva Edison se ofreció a ejecutar a un poderoso animal utilizando una especie de silla eléctrica. Esta consistía en una plancha metálica y electrodos conectados a las patas y la cabeza de la elefanta. A través de estos dispositivos, el científico hizo pasar alrededor de 6,600 voltios, lo cual fue suficiente para "freír" y obviamente matar a Topsy en menos de un minuto. Sin embargo, la codicia de Edison no se detuvo ahí, ya que todo el atroz espectáculo fue grabado con su cámara de video para demostrar que el "invento" de su rival era potencialmente peligroso.

La disputa no solo fue técnica, sino también comercial y propagandística. Edison llevó a cabo campañas para desacreditar la corriente alterna, destacando sus peligros potenciales. A pesar de estos esfuerzos, la corriente alterna demostró ser más práctica y eficiente para la distribución de electricidad, y finalmente se impuso como el estándar predominante hasta nuestros dias.

Esta rivalidad marcó un hito en la historia de la electricidad y tuvo un impacto duradero en la forma en que se distribuye la energía eléctrica hasta el día de hoy.

Otros avances

Entre otros avances tecnológicos más destacados de esa época se encuentran la máquina de vapor, que revolucionó el transporte y la industria al permitir la creación de trenes y barcos de vapor; el telégrafo, que facilitó la comunicación a larga distancia y permitió el envío de mensajes casi instantáneos; la bombilla eléctrica, inventada por Thomas Edison, que permitió la iluminación eléctrica y cambió la forma en que las personas vivían y trabajaban; la fotografía, que permitió capturar imágenes y momentos históricos, transformando la manera en que se documentaba la vida; y e l teléfono, inventado por Alexander Graham Bell, que revolucionó la comunicación personal y empresarial.

La historia se repite una y otra vez

Estos fenómenos de miedo a nuevas tecnologías se repite con cada innovación, como ocurre hoy en día con las tecnologías inalámbricas y los teléfonos móviles, cuyos efectos nocivos no han sido demostrados científicamente, de modo que a lo largo de la historia innovaciones han tenido siempre que superar los miedos del publico en su adopción por no mencionar todos los intereses que pueden perjudicar su adopción y que inevitablemente frenan su avance.


Volver a la Portada de Logo Paperblog