Un paciente nuevo solicita consulta. Nos cuenta que tiene dolores en columna y costal, lo que le lleva a pensar que la fisioterapia le puede ayudar. Tiene además síntomas propios de afectación del nervio mediano en el túnel del carpo. Otro paciente llega a una unidad hospitalaria de fisioterapia con debilidad generalizada para recuperar fuerza. Ambos comparten una enfermedad de la sangre, el Mieloma Múltiple (MM). El segundo acude con un diagnóstico. El primero aún no lo sabe.
Como en otras ocasiones el conocimiento de la patología, de los síntomas y signos que estudiamos en la universidad y que quizás olvidamos, de las señales de alarma, puede ser trascendental para el paciente que acude en primera instancia al fisioterapeuta. También el profesional que sabe el diagnóstico debe conocer los aspectos que rodean a la enfermedad. Nos damos cuenta de ello al ahondar en el problema del paciente.
El MM es una enfermedad de la sangre que provoca la proliferación de células plasmáticas anormales en la médula ósea. Con ello se compromete la función inmunitaria (en la que participan las células plasmáticas normales produciendo inmoglobulinas funcionales) y aparecen infecciones, se altera la producción de otras células como los eritrocitos (aparece anemia, con fatiga y palidez) o las plaquetas (aparecen hematomas o sangrado de encías, nariz). Las células anormales producen anticuerpos también anormales que pueden alterar la función renal (insuficiencia renal), como lo puede hacer la eliminación de calcio procedente de la destrucción causada por la infiltración de la médula ósea por las células plasmáticas. Esta destrucción también origina dolor óseo, más en columna, pelvis y tórax, asociado al movimiento, que sólo aparece por la noche con el cambio de posición. La destrucción de hueso puede causar compresión medular en el caso de la columna vertebral (dolor severo, debilidad o parestesias en extremidades inferiores, incontinencia o alteración de función vesical o intestinal), aunque esta se debe más a un plasmacitoma (tumor localizado en el hueso). El calcio procedente del hueso puede provocar otros síntomas como anorexia, vómitos, estreñimiento, confusión, fatiga o debilidad muscular. La acumulación de anticuerpos anormales puede provocar amiloidosis, que puede afectar a los nervios, como el mediano provocando un síndrome del túnel carpiano, o parestesias.
El MM es ligeramente más frecuente en hombres que en mujeres. Es una enfermedad de personas mayores, con una edad media de diagnóstico de 66 años. Se trata de una enfermedad con curso heterogéneo, presentando una evolución rápida en unos pacientes y otros no precisarán tratamiento durante años. El pronóstico depende de factores como la edad, las enfermedades concomitantes, la presencia de insuficiencia renal, la respuesta al tratamiento y, sobre todo, de alteraciones genéticas de las células plasmáticas. En base a estas últimas se hace una clasificación de riesgo de enfermedad que determina el tratamiento médico y la probable respuesta al mismo. En los que tienen un riesgo “normal”, el 75% de los pacientes, la superveniencia media es de 8 a 10 años.
El tratamiento médico es quimioterapia asociada o no a otro tipo de medicamentos (bortezomid, lenalidomida, talidomida), trasplante de médula ósea autólogo y trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos. La finalidad del tratamiento es frenar la evolución de la enfermedad y mejorar los síntomas. Se usan bifosfonatos para frenar la destrucción ósea y radioterapia para formas localizadas y el dolor óseo.
Goodman y Snyder describen en su libro Patología médica para fisioterapeutas el caso de un varón de 57 años que acudió al fisioterapeuta por dolor costal de un mes de evolución sin causa aparente, dolor a la palpación de la 7ª y 8ª costillas, que no aumentaba con el movimiento ni a respiración. El paciente relató fatiga progresiva y molestias generalizadas atribuidas a gripe, pérdida de peso, vómitos y diarrea. Ante la falta de respuesta a la fisioterapia durante 7 días se le derivó al médico, con diagnóstico posterior de MM.
Como corolario, tras este sucinto y adaptado resumen sobre el MM, queremos destacar algunas cuestiones:
- Ante un paciente con síntomas y signos de alarma, extraños, evocadores de algún problema médico conviene estar alerta y derivar al profesional adecuado.
- Lo anterior sólo es posible si tenemos un conocimiento de esos signos y síntomas.
- La información sobre los problemas del paciente, sobre su enfermedad, puede cambiar la perspectiva de nuestro abordaje, en todo caso siempre para bien.
- Como fisioterapeutas, más los que se dedican a la docencia, debemos fomentar el conocimiento de la patología, más allá de lo que es el ámbito específico de nuestra actuación. Ello aportará un valor intrínseco y añadido a nuestro trabajo.
Enlaces relacionados:
Fundación Josep Carreras contra la Leucemia
Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia
Asociación Española Contra el Cáncer
El sitio web del paciente con mieloma múltiple
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