A veces no es tan fácil encontrar tu sitio en un mundo donde todo se presupone, donde cada persona interpreta un papel, elegido o no. A veces la presión es demasiado fuerte y la caída es inevitable.
Mientras duerme el tiburón es el título de un libro que me leí hace tiempo. Trata de una familia en la que cada uno tiene sus inquietudes y problemas, y aunque tienen una forma de ser muy diferente, tienen algo en común: son un mundo de gente incompleta. ¿Y quién no forma parte de ese mundo si la completitud es efímera, un momento de lucidez, un destello en la oscuridad, un truco de marketing o una película con happy ending?
Todos ellos viven en el vientre del tiburón, metafóricamente hablando, y deben salir cuando el tiburón esté dormido, pero si estás dentro en su vientre ¿cómo vas a saber si duerme o no? El vientre del tiburón son las cadenas que nos ponemos nosotros mismos, lo que nos agobia y nos preocupa, lo que impide que seamos felices. El tiburón siempre duerme o siempre está despierto según te lo plantees, porque el tiburón duerme en el momento en el que decides luchar e intentar salir adelante .
La novela como la vida tiene partes emotivas así como otras difíciles de digerir. Me hizo pensar en el tic tac del reloj,ese reloj que se pone en marcha cuando todo parece que va bien, el tic tac te recuerda que cada minuto que pasa es un minuto menos que te queda, que la burbuja de aparente estabilidad en la que vives se puede romper en cualquier momento.
Hablando de estabilidad hay un fragmento que habla precisamente de ella "para nosotros la estabilidad es estarse quieto. Sin embargo, ser estables significa ser estables en movimiento" creo que tiene razón, que una vez que conseguimos lo que queremos dejamos de luchar y terminamos perdiéndolo todo, es una forma sutil de decir que si quieres conservar lo que tienes, has de seguir esforzándote.