Mientras escribo, estoy leyendo “Mientras escribo” de Stephen King…
En este libro, King reflexiona sobre su experiencia como escritor y he llegado a él, de nuevo, después de investigar sobre el famoso Síndrome de la Página en Blanco que es uno de los temas sobre los que pivota “La increíble historia de un escritor sin historias”, mi #NaNoWriMo2015
Siempre he escrito porque me llenaba. Puede que sirviera para pagar la hipoteca y los estudios de los niños, pero eso era aparte. Yo he escrito porque me hacía vibrar. Por el simple gozo de hacerlo. Y el que disfruta puede pasarse la vida escribiendo.
Mientras (yo) escribo, disfruto. ¡Igual que Stephen King! Obtengo una sensación muy placentera que deseo repetir, y que intento repetir, cada vez que me siento con el pobre escritor sin historias que me he inventado.
Escribo porque me gusta el proceso de escribir. Porque me gusta meterme en la historia. Porque mi mente se muda allí, a ese espacio privado y a la vez, muy habitado, en el que me pierdo durante un rato y me lo paso en grande.
Lo que viene después, cuando acabas la obra, la editas y la muestras con más o menos suerte y con más o menos impacto, es, ya, la guinda del pastel. Si va bien la cosa, la satisfacción se multiplica infinitamente pero… el pastel ya me lo he zampado antes, mientras escribía y , confieso, ese pastel estaba delicioso…
Visto lo visto, escrito lo escrito, llego a la conclusión a la que llega Stephen King: Escribir es mágico.
Escribir es mágico; es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. El agua es gratis. Así que bebe. Bebe y sacia tu sed.
NB : Pasteles o agua…Viene a ser lo mismo….Magia.