Revista Viajes

Mientras leo

Por Pilag6 @pilag6

Mientras leoNo sé si será que ahora tengo un lector de libros electrónico  (E-Reader) y puedo disfrutar miles de libros en un solo aparato, o si es simplemente que me estoy convirtiendo en el lector que siempre quise ser, pero la cuestión es, que me estoy “devorando” un libro tras otro.

Desde muy chico me gusta leer, me apasiona la lectura. Me encanta encontrarme envuelto en sueños novelescos, de esas historias inventadas por escritores superdotados de un don, que dicho sea de paso, también me gustaría tener.

Cuando leo me transporto a un mundo que está más allá de la imaginación común. Puedo adoptar nombres improvisados y fisonomías creadas solo por mi mente. Puedo volar; puedo reír a carcajadas locas, y puedo llorar bajo una congoja estremecedora.

Cuando leo no soy yo. Soy miles de personas a la vez. Vivo miles de vidas en una sola. Viajo por el mundo en cuestión de segundos, o de pensamientos. Hasta soy capaz de diseñar ciudades de la nada, al estilo de los mejores arquitectos del planeta.

Leer es uno de los grandes placeres que tengo en la vida. No recuerdo bien en qué momento comenzó este romance con los libros. Tengo una sospecha que fue en mi época de Primaria, en mi querida escuela Normal, allá cuando acudía a su biblioteca y alquilaba esos libros que uno podía ir eligiendo, o continuando la historia, a medida que iba transcurriendo el relato. Elige tu propia aventura, creo que se llamaban esos fascinantes libros. También me recuerdo leyendo los libros obligatorios, por llamarlos de alguna manera, de la escuela Secundaria.

Mientras leo
Me acuerdo también, de haber convertido a Gabriel García Márquez (El Gabo), en uno de mis mejores amigos. Creo que leí la mayoría o todas sus publicaciones. Es más, me compré todas sus novelas y las tengo exhibidas, cuan reliquias preciosas, en mi biblioteca personal en Argentina.

Así mismo, evoco el lapso fugaz, pero no menos enriquecedor, que tuve con el escritor estadounidense, Dan Brown. Estaba a una semana de rendir un examen en la universidad y me leí, en tres días, sin repetir y sin soplar (y sin respirar), Ángeles y Demonios, de más de 600 páginas, dejando de lado, por un momento, los libros académicos.

Otro recuerdo que tengo, fue mi época de Sidney Sheldon y sus fantásticos libros de intriga, en el que, según Laura, siempre aparecían mujeres hermosas de ojos grises. De este autor también leí muchos de sus libros y me compré unos cuantos de ellos.

Mientras leo

Stephen King

Hoy mi lectura es variada. Ya no tengo “épocas de”. Estoy tratando de que los libros me encuentren a mí, y no yo buscarlos a ellos. Sí, continúo apasionado por uno de mis escritores favoritos que descubrí de grande, me refiero al maestro del suspenso-terror, Stephen King. Ya leí varias de sus obras y me han parecido una mejor que otra. Hasta he decidido que voy a leer todos sus libros, de acuerdo a como los fue escribiendo. Será mi humilde homenaje como lector a esté magnifico escritor.

También hoy en día me amigué con Jorge Luís Borges y Edgar Allan Poe, que años atrás no los podía leer y hoy no puedo parar de disfrutar de sus escritos. Gracias a la escritura de mi libro de cuentos cortos, La Soledad del Alma, incursioné en el mundo de los escritores de relatos cortos. Fue así que descubrí a Antón Chéjov y H.P. Lovecraft, y redescubrí a Julio Cortázar y a Franz Kafka. Estos dos últimos los había leído de joven y me habían impresionado. Hoy los vuelvo a leer y me producen la misma sensación pero elevada a la enésima potencia.

Y mi último descubrimiento, al cual agradezco a mi amigo Agustín Bascarán su recomendación, fue al gordo Hernán Casciari, el creador de la blogonovela Más respeto que soy tu madre y de la revista Orsai.

Y así paso mis días. Leyendo para no aflojar. Disfrutando del placer que brinda la lectura. Creciendo cada vez más como lector. Aprendiendo constantemente a leer.

Ya sea en papel, en el teléfono, en la computadora o en el E-reader.

Viviendo la vida… mientras leo.

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