Revista Opinión

Mientras se insultan, España se la juega en 2016

Publicado el 16 diciembre 2015 por Juantorreslopez @juantorreslopez

No tengo la menor duda de que tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez quieren, cada uno a su manera, lo mejor para España. Pero me parece que el debate que mantuvieron hace unos días en televisión indica que si el futuro de este país sigue en sus manos nos esperan días negros en el futuro. A base de insultos y solo tratando de demostrar que el otro roba más que el uno no se puede llegar muy lejos, dados los problemas que tenemos y los que van a venir.

Hemos vivido desde 2007 la perturbación económica y financiera más grande de los últimos 90 años pero el inmenso poder que tienen quienes la provocaron (los grandes bancos, principalmente) ha permitido que sus consecuencias se descarguen sobre las espaldas de otros y que sus causantes hayan terminado con mucho más poder y con más dinero en el bolsillo que antes de la crisis.

Hace unos días me decía un amigo con una alta responsabilidad política en Galicia que tiene la sensación de que todos somos objeto de un gran experimento orientado a manipular a la sociedad en su conjunto para lograr que la gente vaya de un sito a otro, allí donde a cada momento le interesa a los grandes poderes fácticos.

No se si se trata realmente de un experimento pero sí creo que es evidente que dominan tantos medios de comunicación, las fuentes de creación de opinión y los mecanismos institucionales o informales de decisión que pueden hacer literalmente lo que les venga en gana con la inmensa mayoría de la población.

Los mismos poderes que provocaron la crisis nos han hecho creer en los últimos meses que ya hemos salido de ella y que gracias a las decisiones que han ido tomando estamos de nuevo en una senda de recuperación y crecimiento.

Un engaño más porque es cierto que se ha producido una recuperación económica pero con caracteres que, sin embargo, nos ocultan:

1) Es más débil de lo que nos dicen y no tiene efectos netamente positivos en el empleo pues lo que se está produciendo es sustitución de puestos de trabajo indefinidos por otros temporales y porque la tasa de paro si baja es por la salida de miles de personas del mercado de trabajo. Y, además de ello, porque va todavía acompañada de un aumento que puede ser insostenible de la deuda pública.

2) Es el resultado de factores coyunturales, como la intervención del Banco Central Europeo, la bajada de los precios del petróleo y, sobre todo, del empuje pre-electoral del gobierno que en los últimos meses ha aumentado el gasto (en contra de sus “principios”) y ha permitido que también lo aumenten los ayuntamientos y comunidades autónomas.

3) Se basa en el aumento de los beneficios de las grandes empresas mientras que sigue produciéndose una caída continuada del peso de la masa salarial en el conjunto de las rentas. Lo que quiere decir que la “recuperación” la genera el motor menos potente, más desigualador y a la larga empobrecido de todos los posibles.

De hecho, creo que se puede asegurar que ya en estos últimos tres meses de 2015 se está registrando una nueva reducción de la actividad económica (lo veremos cuando se publiquen los datos) y no me queda la menor duda de que 2016 será un año muy difícil, al menos, por las siguientes razones:

a) Todo parece indicar que la situación económica internacional se va a deteriorar. Los indicadores de comercio internacional y finanzas lo indican y es posible que lo comencemos a notar con toda su fuerza ya en los primeros meses del año próximo. Se acumulan tantas burbujas, la situación de la banca internacional en tan débil y falseada y las reformas han sido tan limitadas que el latigazo de una nueva crisis financiera está a la vuelta de la esquina.

b) La Unión Europea obligará a modificar el escenario de las cuentas económicas porque el gobierno de Rajoy hizo trampa con ellas para hacer creer que estábamos en una situación más favorable de la que realmente tenemos. El gobierno que salga de las elecciones se verá obligado a lidiar con la exigencia de recortes que volverán a producir un efecto depresivo.

Además, no parece que vaya a haber cambios en las políticas fundamentalistas europeas, de modo que la UE, el BCE y el euro volverán a ser de nuevo causa de problemas y no vías de solución.

c) El sector bancario español sigue encontrándose al borde del abismo. Los bancos van a plantear despidos, fusiones y nuevas estratagemas para seguir disimulando el impresionante quebranto patrimonial que provocó su política de promoción del endeudamiento irresponsable y eso lo pagará una vez más el conjunto de la economía.

d) Sin un programa de impulso generalizado en el conjunto de la economía y de rescate social será inevitable que vuelva a caer la actividad y que repunten las quiebras de empresas, el paro y una exclusión social a la que los servicios públicos cada vez más debilitados van a tener muchas dificultades para hacerles frente.

e) Y a todo eso hay que añadir que vivimos en un clima de gran desconfianza en instituciones básicas para la convivencia y en el que se producen intentos muy serios de desmembración social y territorial. Es decir, en un medio ambiente en el que es muy difícil que la economía vaya bien.

Ojalá me equivoque en la gravedad de estas amenazas o en la previsión de que se van a hacer reales más pronto que tarde. Pero creo, en todo caso, que es indiscutible que la economía española tiene debilidades y fallas de carácter estructural que mientras que no se superen nos exponen a peligros muy graves.

Y si se acepta esto, habría que aceptar también que se trata de problemas que requieren acuerdos de muy amplio espectro, de gran calado y no solo entre partidos que defiendan a los mismos intereses o que tengan horizontes semejantes.

Es necesario un gran pacto pero me parece igualmente elemental que sus coordenadas no pueden se establecidas solo por una parte sino que deben ser igualmente el resultado de un debate amplio y transparente sobre nuestros problemas y sobre las posibles soluciones. Y para ello es fundamental que nuestra sociedad sea plenamente consciente de lo que en realidad nos ha pasado, de las responsabilidades que cada uno ha tenido a la hora de generar los problemas que tenemos y de las alternativas que están a nuestro alcance, así como del esfuerzo y sacrificio que cada una lleva consigo.

En realidad, para sacar adelante a nuestra economía necesitamos exactamente lo mismo que lo que se necesita para cohesionar y fortalecer a nuestra sociedad: luz y taquígrafos y que cada uno aguante su vela. O, lo que es lo mismo, que dejemos de vivir bajo una dictadura económica y que la democracia llegue de una vez al ámbito en que se toman las decisiones económicas.


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