Mientras los argentinos festejan la llegada de la selección de fútbol al país, el gobierno argentino sigue con sus planes (silenciosos) de seguir metiendo "goles recaudatorios" con la soja
En las últimas jornadas -tal como advirtió la semana pasada Bichos de Campo- los valores FOB de los productos del complejo sojero fijados por la Secretaría de Agricultura comenzaron a subir de manera desproporcionada con respecto a las referencias presentes en Brasil y EE.UU. La soja argentina, en cuestión de días, pasó de ser la más barata a la más cara del mundo.
Vale recordar que los valores FOB publicados por Agricultura deben emplearse tanto para calcular el derecho de exportación (que se paga por adelantado en un 90%) como la liquidación final por ingresar al momento de concretar el embarque. Eso implica que, al incrementar dicho valor FOB, lo que ocurre es que -de manera indirecta- se incrementa la "retención" vigente sobre la soja.
Es decir: las autoridades de la Secretaría de Agricultura tienen la manera, a través del "toqueteo" de los FOB oficiales, de incrementar la retención sobre la soja y sus derivados de manera indirecta.
Ese manejo de los precios FOB ya se hace de manera indisimulada, lo que se evidencia en el hecho de que los mismos permanecen "planchados" (como si se tratase del electrocardiograma de un muerto), mientras que los valores de referencia en Brasil y EE.UU. experimentan las naturales oscilaciones diarias.
Si bien ya se declaró la mayor parte de las exportación de poroto de soja 2021/22, aún quedan varios millones de toneladas de harina de soja de la campaña comercial en curso por registrar y al menos un millón más de toneladas de aceite de soja.
Por el momento, la industria aceitera se muestra reticente a realizar grandes registraciones de Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE) de harina y aceite de soja para así evitar convalidar precios tan alejados de la realidad del mercado. Pero, si los valores FOB "inflados" siguen por mucho tiempo más, no tendrán otra alternativa que aceptar el aumento implícito de la presión tributaria.
Tal realidad, por supuesto, no será gratuita en términos de valores FAS, dado que, cuando las circunstancias de mercado lo permitan, esa mayor extracción estatal comenzará a ser transferida a los productores de soja por parte de la industria oleaginosa.
Fuente Bichos de Campo