Para Lord Gort, la situación es ya insostenible. El general británico envía un pesimista telegrama a la Oficina de Guerra informando que el fracaso del Plan Weygand muestra la descoordinación entre ingleses y franceses y la debilidad de estos, concluyendo que la situación de sus tropas cercadas en Bélgica es insostenible estratégica, táctica y logísticamente: carece de munición pesada y carros pesados para resistir a los alemanes, que ya están avanzando a los puertos del Canal para cortar sus rutas de suministros o huída. La única solución, según Gort, es replegarse.
PARÍS:
En esta situación de cuasi derrota, se reúnen el París los altos cargos políticos y militares aliados. El comandante supremo aliado, Weygand, propone retomar su plan de contraofensiva desde la Línea Somme-Aisne para abrir un corredor hasta el sur de Bélgica, que permita evacuar a las tropas aliadas allí atrapadas. Pero tanto franceses como ingleses están ya jugando a dos bandas. Los franceses son plenamente conscientes de que carecen de fuerzas suficientes para llevar a cabo el ambicioso ataque; los británicos ya casi han decidido la retirada vía marítima del BEF.LONDRES: El Gabinete de Guerra aprueba Ley de Poderes de Emergencia, que permite al estado incautar las propiedades privadas y servicios personales que considere necesarios para el esfuerzo bélico. Esta ley está pensada para que pueda conseguir los navíos y marinos necesarios para ejecutar la Operación Dynamo en preparación. Hoy comenzarán a incautarse los buques mercantes capaces de transportar más de 1.000 personas.
MAR DEL NORTE: Al sur de Irlanda, el U-37 ataca con torpedos al mercante británico Dunster Grange. De los cuatro torpedos lanzados por el navío alemán, solo uno hace explosión (dos fallaron y otro impactó pero no detonó), lo que permite al buque inglés mantenerse a flote y se rescatado por la Royal Navy, que lo escolta hasta Liverpool.
El afortunado Dunster Grange