Revista Educación

Mierda

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Créditos: http://aparatobarrio.wordpress.com/en-transito-7/

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Lo veo todos los días.

Al principio, me pareció una aberración. Y, qué quieren que les diga: me lo sigue pareciendo. Se me revuelven las tripas al ver a la gente (créanme, de cualquier edad y condición) posando sus zapatos llenos de mierda sobre el asiento que tienen enfrente. Me dan náuseas. Me hace preguntarme de dónde carajo han salido, quién les ha educado, por qué tienen tan poca consideración. Ya otros se han fijado antes que yo en estas cosas, y han dado en el clavo. Los zapatos: esos elementos que nos protegen del frío, del suelo y de la mierda de perro y de vaya usted a saber cuántas bestias más. Ya no es solo el barro o las manchas en la ropa. Eso es lo de menos. Hablo de mierda. Mierda de paloma, de rata, de caballo… Mierda, al fin y al cabo, cargada de bacterias fecales. Mierda que pisamos. Mierda que transportamos. Y mierda que regalan amablemente estos seres irrespetuosos a las nalgas de quienes, sin sabelo, posan sus traseros en el asiento anteriormente maltratado.

La mierda: me centro en ella porque es la más obvia, pero no olviden todo tipo de restos y basuras que pisamos al final del día, sobre todo si pasamos cerca de papeleras o contenedores, si cruzamos una calle donde alguien ha vomitado u orinado… puaj, si es que me está dando asco mientras escribo… Nos recuerdan constantemente que hay que lavarse las manos después de ir al baño, que hay que tener cuidado con el E. coli, pero, señores, no oigo a nadie decir que, por favor, dejen de poner sus puñeteros zapatos sobre los asientos de enfrente.  Aunque se lo digamos, no importa: seguirán plantando sus zapatos llenos de MIERDA sobre mi herida idea de vivir en un país civilizado.

 


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