Revista Poesía

Miguel cabrera pérez

Por Acalvogalan
MIGUEL CABRERA PÉREZ












Mencionado por:Emma Cabal Sánchez.
Menciona a:Emma Cabal SánchezApe RotomaKarmelo IribarrenAntonio GarcíaAna Pérez CañamaresJavier CánavesJorge M. MolineroPedro AndreuIgnacio León
Biografía
Tal vez escribo justamente porque no vivo. Si viviese no escribiría. O eso creo en este momento. Escribo poemas en Facebook. Tengo 50 años, cuando salga esto, 51.Viajo poco. Bebo y fumo más de la cuenta.He sido camarero, kiosquero, vendedor de libros, peón agrícola, tendero y, ahora, jardinero.No sé muy bien por qué hago las cosas que hago.
Poética
LOS GORRIONES
Andaban los gorriones,
entre las mesas
de la terraza del bar,
dedicados
a esa diaria
y concienzuda tarea
de colectar migajas de pan
o cualquier cosa
comestible
que caiga al suelo.
Pero les bastó
un gesto sencillo
-batir sus pequeñas alas,
alzar el vuelo-
para hacerse
poesía.
Qué abismal diferencia
con este esfuerzo ímprobo
que supone ahora, aquí,
dedicarse a fabricar
este artefacto,
que apenas si levanta
sus pesados y metafóricos
pies del firme.
Qué diablos
habremos hecho
con la vida.

Poemas

DISCULPA
Ahora
recuerdo
tus lágrimas;
recuerdo
aquel que yo fui
en tu mirada:
discúlpame
por no haber estado
a su altura.
EL TIEMPO LO CURA TODO
dicen. Pero no,
la verdad es que el Tiempo
no cura nada.
Acaso evites
ciertas calles solitarias,
algunos rostros,
algunos vómitos febriles;
acaso huyas del Amor
y encuentres otros
y te digas:
no será lo mismo,
no lo será,
pero siempre es lo mismo.
El dolor es una tenia
que hiberna
a la espera
de un Tiempo propicio
para devorarte
las entrañas.
El Tiempo no cura
nada,
a lo sumo te enseña
a olvidar que sufriste.
Sangrarás de nuevo
cuando tropieces
con las mismas
piedras.
CENTRO COMERCIAL
No tiene más de dieciocho,
pequeñita, pelo castaño,
ojos bonitos y muy pintados.
Es casi la hora de comer
y el centro comercial
está vacío. Ella está
de dependienta en esta tienda
de ropa. Y nos atiende.
Tiene los ojos humedecidos,
la nariz roja y bosteza.
Le pregunto si tiene sueño
y ella me dice que tiene frío.
Le sugiero que se ponga
algo más sobre la camisa
del uniforme;
ella me dice
que no le dejan
y esboza una sonrisa.
Si tuviera alma,
se me partiría.
Pienso en el propietario
de la franquicia jugando
al golf.
Me cago en sus muertos.

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