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Miguel d'Ors. Poesías completas 2019

Publicado el 15 noviembre 2019 por Santosdominguez @LecturaLectores

Miguel d'Ors. Poesías  completas 2019

Renacimiento. Sevilla, 2019.

Os dejo el río Almofrey, dormido entre zarzas con mirlos,

las hayas de Zuriza, el azul guaraní de las orquídeas,

los rinocerontes, que son como carros de combate,

los flamencos como claves de sol de la corriente,

las avispas, esos tigres condensados,

las fresas vagabundas, los farallones de Maine, el Annapurna,

las cataratas del Niágara con su pose de rubia platino,

los edelweiss prohibidos de Ordesa, las hormigas minuciosas,

la Vía Láctea y los ruyseñores conplidos.

que exhalan el verano en la hora despoblada de la siesta,

el Cántico espiritual, los goles de Pelé,

la catedral de Chartres y los trigos ojivales,

los aleluya de oro de los Uffizi,

el Taj Mahal temblando en un estanque,

los autobuses que se bambolean en Sao Paulo y en Mombasa

con racimos de negros y animales felices.

Todo para vosotros, hijos míos.

Suerte de haber tenido un padre rico.

Ese poema, fechado el 9 de octubre de 1983 y recogido cuatro años después en Curso superior de ignorancia, forma parte de la edición de la poesía completa de Miguel d'Ors que publica Renacimiento.

Medio siglo largo de escritura poética materializada en catorce libros se recoge en ese voluminoso tomo ordenado cronológicamente desde lo más reciente - Manzanas robadas (2017) y Átomos y galaxias (2013)- hasta los iniciales -y aquí finales- Ciego en Granada (1975) y Del amor, del olvido (1972).

Y entre unos y otros, diez títulos centrales en su trayectoria como Sociedad limitada, Hacia otra luz más pura, La música extremada o Curso superior de ignorancia, libro de 1987 al que pertenece este otro poema:

Ellos que viven bajo los focos clamorosos

suaves descapotables y piscinas

de plácido turquesa con rosales

y ríen entre rubias satinadas

y yo que no teniendo nada más que estas calles

oscuro y mis domingos baratos junto al río

con una esposa y niños que me quieren

Miguel d'Ors propone con esa disposición "una lectura inversa de la totalidad de mis poesías, una especie de viaje a la raíces", como explica en los Preliminares, en donde añade: "al contemplar desde el mirador de mis setenta años los cincuenta largos de trabajo recogidos en este volumen, me parece ver también que la autocrítica, la insatisfacción, la ambición y la exploración de nuevos territorios ha marcado toda mi trayectoria. Si se mira bien, en mi caso el tradicionalismo esconde una permanente inquietud. Alguna vez he hablado de mi 'aprendizaje vitalicio' del arte de la poesía. No era retórica vacía: en el proceso de composición de todos mis libros [...] he estado en actitud de búsqueda, y, a partir del segundo, en todos hay alguna novedad. [...] Esta voluntad permanente de explorar hasta sus últimos rincones los territorios de la poesía explica, al menos en parte, la variedad temática, tonal y estilística de esta recopilación -me considero un poeta bastante polifacético-, y quizá también la desigualdad cualitativa que se puede notar en cada uno de mis libros (porque, ay, no todos los experimentos resultaron completamente exitosos)."

Esa variedad temática, tonal y estilística de la poesía de Miguel d'Ors completa un autorretrato con naturaleza e intrahistoria al fondo a través de la integración en su escritura del impulso contemplativo y la meditación, de la mirada y la emoción para dar cuenta en el poema de lo fugaz y lo eterno, de la melancolía y el júbilo.

Conviven así en sus libros la anécdota trivial y la hondura reflexiva, el desasosiego existencial y la celebración amorosa, el misterio y la memoria, lo cotidiano y lo transcendente, la experiencia y la invención.

Y esa integración tiene su proyección estilística y tonal en la coexistencia en la poesía de D'Ors del clasicismo y la experimentación, de la tradición y la audacia, la elegía y el epigrama, con frecuentes giros irónicos como el de este poema:

COSAS QUE NO SOPORTO EN UN POEMA

Que suceda en Lisboa.

Que se proponga ser original.

Que hable de los dorados cuerpos de los etcétera.

Que diga Espacio o Punto (e incluso sin mayúsculas).

metido para adentro, o abuse del azul.

Que las manías de Cernuda emule.

Que le pueda gustar a Octavio Paz.

Que esté escrito en Valencia.

Con un tono muy distinto, en Átomos y galaxias, un libro cuyos poemas se organizan según el orden alfabético de sus títulos, dejó fijada D'Ors su Poética:


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