Miguel, el Gran Quetzal

MIGUEL, EL GRAN QUETZAL. Varios medios y lectores me han pedido que repita la crónica sobre el gran Miguel de la Quadra. Aquí está:

Miguel de la Quadra-Salcedo, el Gran Quetzal, acaba de morir en Madrid a los 84 años, y en el mismo día que Colón hace 510 años, tras una vida de aventura descubriéndonos el planeta, sobre todo la América que conquistó con conocimiento, entrega y afecto.

Miguel era uno de los seres más abiertos, fascinantes, sabios, bondadosos, y a la vez heroicos, que pueden haber existido, y era tan generoso con la amistad y poseía tal bonhomía que era imposible no quererlo y admirarlo.

Fue un héroe legendario al que ayudaba su impresionante físico de campeón de atletismo, enérgico, poderoso, como el que crean para sus superhombres los dibujantes de la Marvel.

Fue uno de los grandes narradores de la era heroica de la televisión en guerras y mil historias humanas contadas con neutralidad, pero siempre con emoción y veracidad.

Él y su amigo Félix Rodríguez de la Fuente, fallecido en accidente en 1980, fueron un ejemplo seguido por generaciones de jóvenes. Eran estrellas de una televisión sustituida por las letrinas de Hombres y Mujeres o Sálvame de Luxe.

Las hazañas de sus dos últimas décadas estaban inspiradas por el quetzal, el ave centroamericana de mayor belleza, expresión de la libertad, y quizás en peligro de extinción.

Con su familia y amigos --entre ellos el rey Juan Carlos -- se centró en dar a conocer España con la "Ruta Quetzal" en la otra España –y Portugal-- que es Iberoamérica, y a la inversa.

Unos 10.000 jóvenes del Mediterráneo, el Atlántico y el Pacífico aprendieron con él a apreciarse y amarse.

En las redes sociales, máquinas de despedazar personas, está ocurriendo un prodigio: nadie, absolutamente nadie, escribe una palabra contra Miguel, sólo hay muestras de afecto al Gran Quetzal.